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domingo, 30 de octubre de 2011

EL CANDADO ESTA ABIERTO


El dolor viene en varios formatos y la realidad es inevitable.
Dicen que aprendemos tanto del dolor como del placer (o sea, el generador de buenos momentos) y, luego de haber escuchado esa frase por primera vez hace ya algunos años, comprendí que era real.
Si no conocía aquello que me causara dolor, jamás valoraría realmente lo bueno con tanto ahínco.
El problema radica cuando el dolor se convierte en sufrimiento. Ahí sí, estamos fritos. Y sólo nos queda una alternativa: superarlo. Si se trata de un dolor físico, nos sentimos el ser más desdichado del mundo entero y, para peor, nuestro ego trata de asegurarse de que así sea, con frases del estilo "te merecías esto", "dudo que algún día te sientas lo suficientemente bien", "capaz que te volvés a enfermar de alguna otra porquería, porque además, estás con las defensas bajas, de seguro te vas a agarrar alguna otra peste", y etc, etc. Pero por suerte, hay una luz al final de camino, el sufrimiento cede y seguimos adelante, inclusive perdonando a nuestro ego, olvidándonos de aquello con lo que nos atormentaba. ¿Y con qué más seguimos adelante? Con la experiencia del dolor experimentado.
Si el dolor es emocional, el sufrimiento se torna aún peor. Porque no se calma quizás con un analgésico, sino que hay que usar otros métodos. Y el ego, otra vez en juego "nadie me quiere", "no valgo lo suficiente", "no soy digno de vivir en este mundo", "soy un maldito fracasado", "jamás podré volver a salir adelante", etc, etc. O sea, que además, tenemos que enfrentarnos con nuestros miedos. Miedos a lo que vendrá, miedos a los cambios, a las pérdidas, a la soledad, a nuestra propia capacidad de acción ...
Y al ego, y al miedo, se le suma la mente. La mente que piensa y piensa y nos pone en los peores escenarios. Nos lleva a las más crueles situaciones. Se aliena con el ego y nos hace sentir que somos los seres más incapaces del Universo.
Porque lo cierto es que estamos acostumbrados a vivir sumidos en la rutina, en la comodidad, en el conformismo. Es lo que nos enseñaron y nosotros aceptamos y hemos vivido así desde entonces.
Nuestra mente proyecta nuestro futuro y nuestro ego es el que se encarga de crearnos los peores escenarios.
Entonces, yo pregunto a todos los que nos jactamos de ser seres libres (me incluyo, obviamente) ¿No se trata justamente de todo lo contrario a esto la libertad? ¿No se trata de dejar fluir, de dar paso a lo que tenga que venir sin siquiera pensar en lo que tenga que venir?
Yo sé, hay estructuras inamovibles. Hay rutinas que deben cumplirse. Debemos trabajar para mantenernos y para ello se nos exige un horario. Aunque no se nos exige ir siempre por el mismo camino a trabajar ni subir el mismo ascensor, ni hacer las cosas habituales de la manera habitual.
También tenemos que alimentar a nuestros niños quienes los tenemos y llevarlos al colegio para que aprendan. ¿Pero no está bueno también darle momentos diferentes cada vez que podamos? ¿Que hayan momentos que no sean rutinarios para ellos?
Hoy escribí esto sentada frente a un sol radiante con un cielo totalmente despejado, escuchando el canto de los pájaros, algún perro ladrar que no era el mío, unos niños un poco más lejos jugando, un avión que pasaba cerca y la brisa primaveral dándome en la cara.
Ese momento fue libertad. Eso fue sin saber si terminaría de escribir estas letras o no. Simplemente estaba allí, en ese momento presente, sin saber qué sucedería el próximo instante.
Amo la vida. Amo esos momentos. Y de eso se trata, de vivir lo que me queda así, con esa libertad.
Sé que esto no es fácil de entender para todos, porque no se racionaliza. Se siente. Y sé también que en el medio me encontraré con muchos momentos que tratarán de volverme al lugar anterior, al cómodo, al que antes solía tener. Muchas de esas actitudes saldrán de un ego herido. Y yo las aceptaré, intentaré comprenderlas y bendeciré con amor cada acción que determine esta búsqueda desesperada de mi antiguo yo.
Pero no vuelvo atrás. Sólo espero a aquellos que quieran venir, avanzar, llegar. Quizás algún día el tiempo por sí mismo permita que esto se haga carne en todos los corazones.
Y, finalmente, la libertad de vivir sin miedos, sin estructuras y con la aceptación de lo que maktub* tiene para nosotros, será manifestada y aceptada.

*maktub= está escrito

jueves, 29 de setiembre de 2011

EQUILIBRIO



Estoy enraizada a esta tierra. Parece todo muy estático, sin embargo, mis ramas se mueven, mis raíces se expanden y aunque no soy como el pájaro que alcanza alturas para mi inexplicables, también desde aquí puedo sentir mi libertad.
Vivo con mis defectos y virtudes, con mi plenitud y arrepentimientos, con mis penas y mis glorias, entre mi intuición y mi intelecto, recibiendo luz y aceptando la oscuridadNo siempre comprendo lo que pasa, sin embargo, el silencio en el que permanezco, despierta preguntas que encuentran su respuesta en la maravilla del Universo.
Hay momentos en los que las lágrimas se vuelven fuente para la tierra que me nutre y otras tantas le devuelvo el amor que cada día vuelve a florecer.
He aprendido a entender cuándo hay más dominio de la emoción sobre la razón. Y viceversa. Reconocer esos momentos me permite volver a mi centro con mayor prontitud

Soy yin. Soy yang.
Soy equilibrio.
Soy.

martes, 13 de setiembre de 2011

PAZ


A veces es necesario reciclarse.
Morir
para renacer.
Tocar fondo
para resurgir.
A veces es necesario hablar
para callar.
Llorar
para reír.
Descansar
para seguir.
A veces es necesario oír
para escuchar.
Tener
para guardar.
Olfatear
para no perder.
Hoy el equipaje es liviano
mi peso se ha vuelto ligero
y los hombros me duelen menos.
Hoy el sentir se hizo eco,
la válvula se abrió,
la angustia aflojó.
Hoy la verdad que predico
toma forma,
se hace carne.
Hoy soy yo con mi sonrisa,
recorro mi mundo sin prisa.
Sigo siendo esta carcaza,
con sus cicatrices de guerra.
Sin embargo, allí adentro,
el parto ya ocurrió.
Y en esta nueva luz
un ser-humano nació.

miércoles, 31 de agosto de 2011

NUESTRO TESORO

Para aquellas almas errantes que han sabido caminar de a dos.
Sé que son muchas las que leen este blog.
Los quiero.


Aunque durante todo este tiempo hemos intentado salvar del entierro a nuestro amor, la realidad se impone y termina hundiéndolo en el mar más profundo, tratando de que no emerja, de que se quede en el fondo, como un cofre perdido de algún barco pirata abandonado, donde los tesoros nunca jamás puedan ser encontrados.

Así quedarán nuestros sueños, nuestros viajes imaginarios, la vida que creamos en una nube que ya transformada en lluvia ha comenzado a caer. Todo quedará desterrado de nuestro mundo, del mundo del que vos y yo nos solíamos enamorar.
Aunque duele perder las piedras preciosas que fuimos recolectando en nuestro camino y que juntas formaron un collar de emociones, sensaciones y sentimientos, también es cierto que somos privilegiados por haberlo tenido alguna vez y haberlo disfrutado.

Dame tu llave que te doy la mía para que, si algún día, en tu paso por el mar descubrís un cofre añejo, puedas intentar abrirlo y quizás encontrarte, una vez más, con la sorpresa que nunca esperaste encontrar.
Y si yo, navegando en alguna de mis mil noches de luna que me quedan por vivir logro verlo, no dudes que intentaré abrirlo. Aunque pueda entristecerme por tal vez encontrarlo saqueado, no me quedaré con la duda de saber si aún queda algo de nuestro tesoro abandonado.

jueves, 25 de agosto de 2011

Y DECIR 1O AÑOS ES DECIR AMOR



Verte crecer es como ver la obra maestra tomando forma.

Porque eso sos para mi, una de mis mejores obras maestras. Como siempre te digo, pasamos nueve meses juntos, sólo vos y yo, conversando largas tardes en mi reposo absoluto. Contándote de la batita que había aprendido a tejer y que, aunque no quedara muy bien, por honor nomás la ibas a usar aunque sea un día. Al final quedó linda y la usaste más de una vez.
También te contaba lo aburrida que estaba en esa cama, donde hasta cuando tenía necesidad de ir al baño tenía que llamar a mi madre (tu abuela) para que dejara de hacer lo que estaba haciendo y me trajera la chata para hacer pis. Suerte que vivía un piso más arriba y trabajaba en la misma cuadra donde vivíamos, sino no sé qué hubiéramos hecho. Papá trabajaba más lejos, así que sólo nos ayudaba en la noche.

¡Qué ganas de comer Ricardito que tenía! Y, para colmo, estaban agotados. Tu abuela, tu padre, mi prima … todos buscaban por todas partes el famoso chocolate por fuera, merengue de corazón, pero nada. No había Ricardito en plaza. Me traían todo tipo de sustitutos. Inclusive esos que preparan en las panaderías, tratando de igualar al original. Pero no había caso. Yo quería un Ricardito de verdad. Bueno, por algo tu manchita en la pierna tiene forma de Ricardito. Ahí te quedó, impregnado en la piel.

Nueve meses en casa, luego de casi desangrarme y gracias a la buena voluntad de un médico que, a pesar de la abundancia del sangrado, entendió que igual debería hacerse una ecografía antes que un legrado. Y ahí estabas, pendiendo de un hilo. Yo sé que ni manos formadas tenías por ese entonces, pero la imagen que me queda es que estabas, tipo monito, agarradito con tu mano de mi útero, con el cuerpo en el aire, diciendo “yo de acá no me voy”. Y así fue, no te fuiste, gracias a Dios.

También en el reposo empecé a sentir cómo te movías. ¡Y cómo te movías! Mi panza parecía tener vida propia. Se torcía para un lado, para el otro, asomaba tu puño, tu diminuto pie. Aaaah, cuánto placer me daba verte mover ahí adentro. Sentir que había una vida creciendo y que en unos meses estarías en mis brazos, para llenarte de mimos y abrazos.
Y un día, después de las miles de ecografías que me hicieron para saber que eras el milagro vivo, que estabas bien, que nada iba a pasar, que eras varón y era raro que estuvieras sano (a pesar de que se lo dije mil veces a los médicos, ellos tan científicos tenían que comprobarlo igual, jiji), finalmente me dijeron (creo que de tanto que insistía con verte) “está bien, señora, intérnese hoy de tarde. Le hacemos la cesárea”.
Saltábamos en una pata con tu padre. Bueno, él, yo no saltaba porque la verdad que tenía una barriga enorme y un número innombrable de kilos de más, porque el reposo me había “obligado” a consumir más alimentos de los necesarios.

Y allá nos fuimos, con los bolsos prontos desde hacía tiempo, a internarnos para recibirte.
He de contarte que mamá tiene una característica: nada le resulta por el camino fácil. Con los años he aprendido que esto tiene un por qué, pero por aquel entonces la ansiedad me ganaba y yo quería que nacieras ya. Pero claro, lo mío no era urgente, sino de ansiosa, que para eso bastante corte ya me habían dado y me tenían ahí. Así que pasaron todas las parturientas doloridas primero más todas aquellas cesáreas que resultaron ser urgentes, para que finalmente, después de una larga espera de 8 horas en ese hospital, vinieran a decirme, “bueno, ya es la hora”. Y de repente, me dio miedo. Miedo a que este mundo no te gustara. Ha que te hayamos formado para entregarte a una sociedad que no era de lo mejorcito que había en plaza. Miedo al mundo en el que tocaba vivir. Te sentía ahí dentro, en mi panza, tan inquieto pero feliz, que de verdad me dio mucho temor a entregarte a este mundo. Sabía que no podías seguir ahí dentro, pero la verdad que en ese momento lo prefería.

Volví a tener mi dosis de realismo y me subí a la camilla que me llevaría a la sala de operaciones. La anestesia fue raquídea. La mejor opción que pude tener. Para variar (te dije que nada es fácil en mi vida), costó mucho sacarte dada unas adherencias uterinas que no sé bien qué rol cumplen. Eso hizo que tu primer apgar fuera muy bajo (3) pero un minuto después estabas a los chillidos (ya el segundo fue de 10), todo sucio, peludo, pero tan lleno de amor y vida que nada de eso importaba. Te pusieron al ladito de mi cabeza, para que te pudiera ver. Y te dije “Hola, mi amor, hola Dieguito de mi corazón” (ah, sí, porque también fue un dilema con el nombre. Un mes antes decidimos que te llamaras Juan Diego, cuando durante todo el embarazo fuiste solamente Diego). Y fui la mamá más feliz del mundo. No lloré como lo hacen muchas, o casi todas diría yo. Pero sí estaba radiante de felicidad.

Afuera, a pesar de ser las 2:22 de la mañana, todos esperaban ansiosos la noticia. Tu padre, por supuesto el principal, pero estaban tus abuelos y tíos, que al saberlo lloraron de alegría, se abrazaron y felicitaron entre todos. Claro que todo esto me lo contaron, yo seguía en la sala esperando me volvieran el cuerpo a la normalidad (o sea, lo cerraran). Es que fuiste un niño tan esperado, que la alegría se multiplicó. Qué digo multiplicó, ¡se elevó a la enésima potencia!
Papá te vio al ratito, desesperado de hambre, con todo tu puño dentro de la boca (puño enorme, porque tenías y tenés unas manotas gigantes!).

Y así, comenzó nuestra vida en familia. Vos viniste a formar esta familia, a consolidarla como tal. A llenar aquellos espacios de amor que habían quedado truncos y vacíos. A alegrar el hogar y que éste oliera a aroma a bebé. Vos viniste a darnos felicidad.

Miles de cosas pasaron en estos diez años que parecen tan pocos y sin embargo son un montón.
Hoy sólo voy a destacar que te has convertido en un niño increíble. Inteligente, astuto, audaz, complejo. Un niño seguro de sí mismo, que tiene claro lo que quiere y va tras sus ideales. Un niño que nos da un trabajo bárbaro por ser así, pero que es un orgullo tener en esta casa. Un niño que nos hace razonar, que nos enseña a ser padres, que nos demuestra que las cosas no son lineales (bueno, yo ya lo sabía, esto lo heredaste de mi, el problema es reeducar a tu hermano y a tu padre, jaja). Un niño rezongón por demás, que tendrá que aprender muchas cosas en la vida, pero que la vida misma se va a encargar de enseñarle. Un niño que de a poco deja de ser niño, que entra en la pre adolescencia y que crece, crece y crece.

Amor, quiero que sepas que tu padre y yo intentamos ser tus guías y espero que siempre puedas ver la luz que alumbra tu camino. Y cuando no logres verla, no temas preguntar, porque aquí estaremos para que nunca te pierdas en tu andar.

Y también tendrás que comprender que cometemos errores, pero que cada uno de ellos no son con la intención de dañarte o hacerte sufrir. Jamás haríamos algo así. Simplemente estamos aprendiendo a ser padres, tanto como vos a ser hijo. Hay una parte que es natural. Otra, que no está en ningún manual, así que es todo a prueba y error.

Gracias por darnos estos 10 años para desplegar todo nuestro amor. Espero poder estar muchos años más en tu vida, muchísimos. Hasta cuando seas viejito y yo siga diciéndote “mi bebé”. Porque siempre serás mi bebé adorado, sin importar los años que tengamos encima ni vos ni yo.

Te amo, mi bella obra maestra. FELICES 10 AÑOS DE VIDA, HIJITO DE MI CORAZÓN.

viernes, 12 de agosto de 2011

PARA DESQUERERTE MEJOR







Nos conocimos con Andrés hace ya tiempo. Tanto como las veces que el mar ha llegado a la orilla de mi alma. Y he intentado alejarme de él tantas veces como las que el mar emprende su retirada.
Andrés es lindo. Por dentro y por fuera, pero más por dentro. Andrés termina mis frases y yo comienzo las suyas. Y viceversa. Reímos con la misma carcajada a la par y podemos estar en el peor momento de nuestras vidas pero siempre tener la palabra que nos saque una sonrisa en medio de la frustración.
Sí, Andrés es el amor de mi vida, sin dudas. Nadie jamás me ha hecho brillar como él.
Lo conocí un día de enero, mientras la luna llena bailaba en el océano. Ambos caminábamos por la playa en direcciones contrarias y Lucho, mi perro, lo conquistó antes que yo, aunque él asegure que eso fue completamente al revés. Jamás nos pusimos de acuerdo en ese punto.

Cuando lo vi supe enseguida que me enamoraría de él y, lo que más me sorprende hasta hoy es también sabía que él se enamoraría de mí.
Andrés es mi perfecto, con sus virtudes y defectos. El hombre con el que siempre soñé.

Si tuviera que describir qué fue lo que me cautivó de él, diría que es su poder de conquista, como el lobo cuando mira a su presa. Andrés tiene unos brazos envolventes, de los cuales resulta imposible escapar. Unas manos firmes, que parecen atravesar mi piel cada vez que me acaricia. Unas piernas musculosas y bien formadas, con las que me ha alcanzado cada vez que he intentado huir. Unos ojos de mirada penetrante, con los que atraviesa y acobarda a mi pobre corazón. Tiene una nariz perfecta, por la que inhala toda mi esencia. Y una boca de labios gruesos y suaves, con la que me quita el aliento hasta la muerte pero que con el suyo me hace renacer.
Claro, él es mi perfecto, no así estas vidas que nos tocó. Porque no todo siempre es color de rosas. Y en este caso, la ley se cumplió de forma precisa y exacta.
Andrés vive lejos, muy lejos. No en un cruzar de puentes, no en un avión a pocas horas. Tan lejos como dar media vuelta al mundo.

Ese verano, fue el mejor verano de mi vida. También lo fue para él. Lo sé. Y durante casi dos años, tratamos de conciliar esa brecha geográfica, acercándonos todo lo posible. Pero todo lo posible no es todo. Siempre queda lo imposible. Así que de a poco y como una antítesis, aunque nuestros corazones se unían, la distancia nos separaba cada vez más.
El no podía vivir aquí ni yo allí. Ambos tenemos niños. Y nuestro amor por ellos nunca fue mayor al que existía entre nosotros. Bregamos por su felicidad, así lo entendemos y así debía ser. No podía separar a mis niños de su padre, llevándomelos lejos por mi propia felicidad, ni él podía manejar la opción de verlos veinte días al año, a lo sumo un mes. Ninguna de esas opciones nos haría sentir plenos. Esas opciones opacarían nuestra felicidad al punto de que nuestra historia de amor se convirtiera en una historia de agonía permanente.
Evaluamos todas las posibilidades y nada fue convincente, por lo que un día, con el corazón en la mano, tuvimos que decirnos adiós.

Esa tarde, en medio de nuestra decisión y mi propia angustia, llegué a casa, abrí el placard y saqué de él un abrigo que mi madre una vez me dio y que guardo desde la niñez. Me tiré en la cama, me enrosqué sobre mi cuerpo y, con la fragilidad de quien intenta aferrarse a la inocencia, me dormí, abrazada al abrigo, recordando las palabras que ella me había dicho el día en que me lo obsequió, tal vez como presagio de su pronto trascender a otros mundos: “mi chiquita, cada vez que precises un abrazo mío y yo no esté, ponete este abrigo, de la cabeza a los pies, y allí estaré, rodeándote siempre”.

La caperuza ya está apolillada, sin embargo, cada vez que tomo el saco entre mis manos sus palabras vuelven a aparecer. Y las lágrimas, también.

Aún me es duro comprender que ese fue mi cuento de hadas, pero también estoy segura que algún día, con príncipe azul o sin él, me tocará vivir mi final, aunque sea apenas un triste final feliz.

jueves, 11 de agosto de 2011

LA ERA DEL ROJITO




Esta entrada es sumamente materialista, pero así y todo, no puedo obviarla porque también ha sido y es parte de mi. También vivo en este planeta, al fin de cuentas.
Llegó el día de recibir al Rojito de la familia. Chiquito pero confortable, de diseño anatómico y, por qué no, divertido. Será quien nos lleve y nos traiga de aquí para allá, idas al Colegio de los niños, paseos varios y, principalmente, instrumento de trabajo.
Pero no estoy tan emocionada como quisiera estarlo. Si bien es algo que se viene planificando hace ya un tiempo, si bien el pequeño Celta ya necesitaba muchos arreglos que para el uso tan cotidiano no justificaba hacerle, me dio pena dejarlo en la automotora hoy.
Sí, ya sé, es un bien material viejo que se fue para que entre uno nuevo, para ganar confort y, más que nada, ahorrar. Pero así y todo, sentí que parte de mi vida quedaba allí.
Fueron 6 años en los que mi querido grisecito me acompañó en duras luchas, pero que también supo darme hermosos momentos.
Mi auto es como mi segunda casa, paso demasiadas horas sobre él y muchas veces se convierte en mi espacio de lectura, meditación, es el que me acerca rápidamente a quienes quiero, en el que llevo y traigo a lo más preciado de mi vida, mis hijos, el que me permite trabajar, el que me cobija del frío en invierno y el que me refresca en verano. El que paro bajo una sombra para comer y escuchar un poco de música en mitad de mi jornada. Es el que me cubre de la lluvia, tanto externa como interna y en donde he sabido reír a carcajadas.
No es que nada de esto no lo haga en otros ámbitos, pero mi auto es como mi escudo protector en muchos sentidos.
Fue el auto donde llevamos a mi más pequeñito a casa, luego de nacer.
Fue el auto donde tantas lágrimas derramé, haciendo el duelo de mi mamá.
En ese auto dejé pelos de mi quimio y fue el lugar donde decidí que un pañuelo me quedaba mejor que una peluca.
Fue en ese auto desde donde miré muchísimas veces el mar, desde distintos ángulos, en donde nacieron muchos versos y cuentos, algunos de ellos colgados en este blog.
En ese auto iba y venía cuando mi hijo estaba enfermo.
En ese auto viajaron todos mis amigos, o casi todos. Y con muchos de ellos compartí risas por doquier y charlas profundas durante horas, muchas de ellas hasta la madrugada.
En ese auto pasé horas y horas de mi vida. Cientos de ellas.
En ese auto, increíblemente, crecí.
Y aunque sé, sé y sé que no es más que un lugar físico de los muchos que he dejado atrás y dejaré en el futuro, estos años en los que pasé allí dentro fueron intensamente ricos.
Por eso me costó tanto desprenderme de él (no hice escándalo en la automotora, lo dejé como una lady, pero en el camino le dejé alguna que otra lágrima en su interior).
Hoy comienza la Era del Rojito. Mi nuevo Chevrolet Spark LS, donde hasta el nombre es divertido. Y estoy segura que tendré millones de gratificaciones más estando en él, de la misma forma que también será cobijo en muchísimos días de mi vida. Este auto tiene chispa desde el nombre mismo (spark=chispa) y en su color.
Así que a ajustarse el cinturón, que de aquí en más, un nuevo comienzo lleno de nuevas aventuras espera por delante, para que dentro de él el mundo se siga abriendo ante mis ojos y la vida siga sorprendiéndome, como lo ha hecho hasta el día de hoy.
Bienvenido, Spark. Desde hoy y por unos años, me camuflo de rojo y me lleno de chispa. Veamos qué tal me va ...

martes, 9 de agosto de 2011

LAKSHMI





Tras el velo de las ilusiones
yacen dormidas las pasiones.
Alimentan sueños y esperanzas;
matan cuentos y añoranzas.

Sin embargo, hay una diosa
que permanece armoniosa.
La diosa Lakshmi, que tiene paciencia,
me vuelve al centro, me trae conciencia.

Lakshmi es físicamente extraña,
sus extremidades son varias.
Sin embargo en su interior
trae fortuna y mucho amor.

Hace poco reconocí
este arquetipo que vive en mí.
Esta diosa que me cuida
ha traído paz a mi vida.

“El que espera desespera”,
dice un conocido refrán.
Yo elijo no desesperar,
y que mi mundo no deje de girar.

Eso sí, siempre consciente,
de que Lakshmi está presente.
Me permito su compasión,
y le dejo sostener mi corazón.

Namasté

sábado, 30 de julio de 2011

MUNDO (I)LIMITADO




Quisiera emprender un vuelo
que me llevara hasta el cielo.
Tocar el sol con las alas
Para luego caer en picada.

Visitar a la luna en las noches
y pasearme por ella en coche.
Ir saltando de estrella en estrella
hasta que me canse de estar en ellas.

Quisiera que la vida fuera diferente
y ver al mundo de la vereda de enfrente.
Cantar, bailar, disfrutar de la vida,
soñar en colores, despertar con alegría.

Quisiera que el mundo me viera reír
y en mi sonrisa descubrieran mi sentir.

Quisiera ... pero no puedo,
porque mi mundo se limita
a una I y a un pañuelo.

domingo, 17 de julio de 2011

CANCIONES DE AMOR


Soy romántica. De eso no caben dudas. Y lo aclaro porque lo que voy a escribir a continuación puede suponer lo contrario, pero para mi nada tiene que ver con el romanticismo.

Ser romántico tiene que ver con ser sentimental, según la RAE con tener sentimientos tiernos y amorosos. Así siento que soy cuando digo que soy romántica.

Ultimamente las supuestas canciones de amor me rechinan. Porque parece ser que el amor siempre debe pasar por el otro. Y no específicamente por amar al otro, sino por la necesidad del otro: las canciones hablan de que uno se va a morir si el otro no está, de que la felicidad no existe si no está a su lado, que la vida no tiene sentido, etc, etc.

También yo he pecado (por ponerle un nombre). He escrito poemas o cuentos -algunos de los cuales se pueden leer en este blog- que hablan de esa forma de amor. Aunque muchos, muchísimos de mis escritos, terminan con la seguridad personal más que con la dependencia de ese amor. Quizás han sido parte de la evolución para llegar a donde me encuentro hoy.

Hoy puedo asegurar que soy una enamorada de la vida en sí misma, en todas sus formas. Pero no soy dependiente de ningún tipo de amor. Ni siquiera del que recibo de mis hijos, que son lo más maravilloso que me ha sucedido en esta vida. Amo vivir, amo a mi familia, a mis amigos, a lo que la vida me dio y a lo que la vida se llevó. Cada cosa está en su lugar. Cada cosa está en donde debe estar. Y cada cosa estuvo en el preciso lugar que tuvo que estar.

No fue fácil para mi entender esto. Me llevó años comprenderlo y, más que comprenderlo desde la razón, hacerlo carne. Sin embargo, hoy me siento feliz de estar donde estoy, sintiendo con plenitud y sabiendo que nada, absolutamente nada, es permanente.

Pero volviendo a las canciones de amor, entiendo que este concepto que he incorporado a mi vida cueste tanto lograr que nos atraviese el alma. Y es porque todo lo que escuchamos o leemos o vemos nos lleva a pensar que la vida debe ser así. Que uno debe depender de un amor externo al de nuestra alma. Que hay alguien ahí afuera que debe hacernos felices. Que todo depende del otro y poco de nosotros. Es lo que nos inculcan y lo que día a día escuchamos cuando encedemos la radio para alegrarnos con alguna canción y, muchas veces, surten el efecto contrario. Si no estamos en pareja morimos de envidia por aquellas canciones que dicen que el/ella es la persona más maravillosa del mundo, entonces queremos que venga alguien a decirnos lo maravilloso que somos. Si estamos en pareja, podemos o bien sentirnos identificados porque "oh! ya lo encontramos" o bien, si justo discutimos o no tuvimos la mejor noche, podemos decir "todo es mentira, la vida no es así". O también podemos pensar que algún error debemos haber cometido, porque esas maravillas no nos suceden a nosotros.

Pero lo cierto es que es mentira lo que dicen, pero también es verdad. Hay una parte donde se puede sentir esa plenitud, sin dudas. Porque si nos sentimos completos y conformes con nosotros mismos, el mundo que gira a nuestro alrededor se puede transformar en algo maravilloso. Entonces, el ser que está a nuestro lado se convierte en parte de ese mundo fantástico, pero sin perder la individualidad. El/ella es él/ella y yo soy yo. Y cada uno aporta la magia que el otro necesita como ser humano e individuo, sin necesidad de depender, porque sabemos que este aprendizaje puede ser de toda la vida o puede terminar en algún momento.

Y es mentira porque no debemos perder jamás nuestra individualidad. Depender del otro es alienarse con el otro. Entonces sí, cuando parte o no está, parece que nuestra vida se desmorona.

Quizás no es fácil entender lo que quiero transmitir. Quizás no me esté explicando lo suficientemente bien. No sé. Ya me lo dirán ustedes.

Lo que quiero dejar en claro es que la felicidad pasa por uno mismo. Dejemos de buscarla fuera de nosotros. Dejemos de buscar culpables para no alcanzar nuestra plenitud. Tenemos todo para lograrlo. Simplemente se trata de centrarse en uno mismo. Y amar. Por sobre todas las cosas, amar sin prejuicios ni preconceptos. Somos Luz. Permitámonos brillar solitos. Y recibamos la Luz del otro para que también nos ilumine cuando tenemos oscuridad, pero no para que sea nuestro foco principal.

jueves, 7 de julio de 2011

OVERFLOWING!


“En el fondo de nosotros mismos, siempre tenemos la misma edad” – Graham Greene
“Quiero creer que voy a mirar este nuevo año como si fuera la primera vez que desfilan 365 días ante mis ojos” – Paulo Coelho




Así me vengo sintiendo estos días, overflowing. Desbordante de mimos. Aunque, para hablar con total sinceridad, a mi nunca me sobran y siempre son y serán bienvenidos.

Desde todas partes han llegado mensajes de texto, llamados, gratas compañías, mensajes en mi muro de Facebook, correos electrónicos, todos ellos colmados de deseos de felicidad y de que mis sueños se hagan realidad, de besos y abrazos, de dulces palabras y caricias al alma. Así es como se ha llenado de amor mi corazón, que hoy se encuentra tan pero tan colmado, que parece que va a explotar de alegría.

Cuando en mi foto de perfil de FB coloqué la imagen que acompaña este texto, lo hice pensando en todo lo que me estaba costando asumir los treinta “y todos”. Porque ya no habrá unidades para sumar a esta decena. La próxima vez que cumpla años, habrá que cambiar ambos dígitos.

Pero, pensando en eso de que si uno se repite a sí mismo las cosas es más fácil asumirlas, decidí poner esa imagen, como una forma de verla durante todo el día y, de alguna manera, comenzar a enamorarme de mis años. Esto iba bien en el orden de cómo desde hace un tiempo he decidido vivir esta vida. Sin prisa y sin descanso. Observando y esperando. Dejando ser lo que tenga que ser. Dejándome ser.

Pero así es como la vida también me sorprende y lo cierto es que no hubo necesidad de repetirme nada. Me enamoré más rápido de lo que esperaba. Porque todos y cada uno de los que han dicho "presente", de una u otra forma, me han hecho AMAR cumplir un año más de vida. Parece ser que cuanto más años cumplo, más amor me rodea, y eso es lo que hace que cada año disfrute, siempre de manera diferente pero con creces, el cumplir un año más.

De muchísimos rinconcitos de mi país me ha llegado el cariño de mis amigos, de mi familia -"la chica", mi esposo y mis hijos, que me soportan cada día y hoy más que nunca me han llenado de besos, abrazos y mimos, y la "grande", primos, tíos, cuñados, suegros, sobrinos-, de mis hermanos y hermanas que me he ido encontrando en el transitar de esta ruta, de aquellos con los que he compartido algún momento a lo largo de mi vida y que, por algún motivo- grande o pequeño, no importa la magnitud-, volvemos hoy a estar unidos, de algunos que conozco muy poquito, pero que también cariñosamente pararon a desearme felicidades y regalarme alegrías. Gente que conozco personalmente y gente que no vi jamás en mi vida, pero que sé que me quieren bien porque así me lo hacen sentir, no un día, sino muchos, y sé que sus deseos nacen del corazón. De la misma forma y de la misma magnitud he recibido saludos desde Israel, Venezuela, España, USA, Argentina, Panamá, México … y espero no haberme olvidado de nadie porque, sinceramente, me resulta increíble en todos los lugares donde (ya sea por un recordatorio en una red social, en una agenda, en un celular o en donde sea) se han acordado de dejar un mensaje para mi. Uy! Se me llena el alma de emoción! Overflowing again!

Gracias a todos por celebrar conmigo un año más. Gracias por permitirme sentir y recibir tanto AMOR. Gracias por permitirme seguir vibrando en tan bella sintonía.
Repito las palabras de un tal Jorge Torres, que desconozco quien es, pero que aplican completamente a mi sentir: “AMAR NO ES UNA IDEA, UN CONCEPTO, UN PARADIGMA. AMAR ES UN ESTADO DEL SER. NO SE FOCALIZA EN ALGUIEN O ALGO, SOLO FLUYE CON TODO LO QUE TE RODEA. AMAR ES MI ESTILO DE VIDA”.

Gracias … TOTALES!!

miércoles, 15 de junio de 2011

CERCANO FINAL



Aniquilante sensación
de esta maldita teoría
que dice que uno y uno son dos
aunque si los miramos separados
uno y uno son solo uno
en cada lado del cuadrado.
No quiero morir así
encasillada en tu alma
dame la libertad
de correr a mi antojo
por los bosques encantados
por los valles escabrosos.
No quiero que mires mi rostro
con extrañas compañías
no quiero que me desees
tras tu mirada escondida.
Ya casi no quedan horas
para ser
carne de tu carne
agua de tu sed
tu triste romance.
Ya casi no quedan horas
para volver a ser
carne de mi carne
agua de mi sed
mi triste romance.
Ya el dolor se siente
el aliento es leve
las gotas caen
el adiós vuelve.
La odiosa soledad
ya casi
es.

LUNA ROJA



Como fuego
se enciende en el cielo;
y es entonces
el momento fantástico
lo que le da el poder,
de esperar cada tanto,
que su amado la eclipse
y rojo se torne todo su color.
Esta es mi luna,
la que visita mis sueños,
de la que hoy fui testigo
de que espió a su amor.
Esta es mi luna
que se convertirá en llama
y alimentará el alma
de los cuerpos ardientes
de aquellos dos.
Estimulará los sentidos
se dejará inundar
por todo su calor.
No huye,
se queda,
aguarda paciente
que esta noche siguiente
la visite el sol.

jueves, 9 de junio de 2011

ESA BENDITA MANIA DE SONREIR



Como siempre, el tiempo no me rinde. Es por eso que generalmente termino armando viandas para el cole, acomodando uniformes para el día siguiente o poniendo un poco de orden en el tiradero que van dejando mis niños a horas poco propicias, léase entre la 1 y 2 de la mañana. Por supuesto que a esa hora ya ellos duermen cual angelitos, por lo tanto, antes de retirarme de sus habitaciones, los arropo y les doy un beso de buenas noches en sus mejillas calentitas.
A veces, en ese afán de ordenar, me encuentro con cosas tiradas en el piso que me malhumoran un poco, como pedazos de papeles recortados por todas partes, origamis a medio hacer desparramados en el piso o con la manía de mi hijo menor de dejar pijamas de días anteriores tirados, ya que el niño decide usar uno diferente cada día, si no lo controlo.
Anoche, casi lo despierto de tanto que me enojé. Lo primero que vi fue un marcador indeleble metálico tirado en el piso y todo aplastado, seguramente con sus dientes. Había también algunas hojas escritas con dicho marcador. Hasta ahí, todo más o menos normal. Pero al llegar a la guitarra (esa de verdad que los Reyes Magos le trajeron en enero), la encuentro fuera de funda y ESCRITA con ese marcador.
No sé nada de guitarras, así que no puedo describir exactamente dónde estaba escrito, pero para para poder transmitir un poco la idea, en la parte de adelante, arriba (donde sale el "brazo" de la guitarra) estaba escrito de un lado la palabra CARLOS y del otro algo así como UEATER, aunque no era muy legible. Más abajo, unas rayas que supongo yo simularían rayos.
Corrí al baño en busca de alcohol y un poco de algodón, a ver si así la podía limpiar. Algo salió, pero igual quedó un sombreado del CARLOS y algunas líneas más.
Decidí reservarme el rezongo para esta mañana. A pesar del enojo, me dio lástima despertarlo. Total, lo hecho hecho estaba.
Esta mañana, entre corridas al trabajo y salidas al colegio, olvidé por completo el hecho. Pero, al llegar a casa en la tarde, no se salvó.
Le pregunto, con voz seria y firme, si recuerda qué había hecho con el marcador. Con carita de pollo mojado, me dice que había rayado su mesa (ya la había visto, pero tiene tantas rayas que eso no me preocupaba). Le respondo que sí, que está mal, que el marcador es sólo para escribir en hojas o cuadernos, no en cualquier lado. Pero que había algo más que había escrito y no debía haberlo hecho. Le volví a pedir que hiciera memoria. Entonces respondió: "la guitarra". "Exacto!", dije yo, con voz más enojada aún. Allí comenzó mi verborragia: "el marcador no es para usarlo en cualquier cosa, cómo vas a hacer eso!, además, lo destrozaste después de usarlo, ahora no sirve para nada. Y la guitarra, Renzo?? La guitarra?? A vos te parece andar escribiendo en la guitarra??" (seguía mirándome con esa carita de pollito mojado o Gato con Botas de Shrek que tan bien sabe poner). "Decime, qué quisiste escribir en la guitarra? Quién es Carlos? De dónde sacaste eso?". Entonces me dice "CARLOS WALTER". Ya sólo sentir la combinación del nombre Carlos Walter me dio gracia. Pero más aún cuando Juan Diego entró al cuarto y contó: "lo que pasa que en la tele están pasando una publicidad que te regalan la guitarra autografiada de CARLOS BAUTE, se ve que eso fue lo que quiso poner".
Listo. Se terminó el rezongo. Todos nos tentamos, excepto Renzo, claro, que no sabía si al reír iba a mejorar o empeorar la cosa.
Igual terminé mi discurso de buenos modales y de lo que puede escribir y lo que no, pero ya la autoridad, penitencia y todo lo que podía venir después, se desvaneció con la risa.
Este niño es la bendición de esta casa. Es el niño chispita. El niño que nos hace reír, aún cuando se porta mal.
Entonces, me quedo con eso, con la plenitud de tener un niño que haga lo que haga siempre logra arrancarle una sonrisa a los demás, ya sea con su cara de Gato con Botas de Shrek, con un autógrafo en una guitarra o con lo que se le dé la gana. Lo cierto es que no hay un sólo día que Renzo no nos haga reír. No en vano, como dice en el post que una vez escribí
LA VERDAD DE LA MILANESA él decide siempre sonreir.
Amo a mi niño como cualquier padre o madre ama a los suyos. Pero particularmente lo amo por la maravillosa forma que tiene de enseñarme día a día a ser feliz.

jueves, 2 de junio de 2011

ERRANTE




Me habita la incertidumbre,
el querer saber o decir,
el miedo a lo desconocido,
y a lo conocido también.
Me habita el derecho y el sin derecho,
la vida,
la muerte.
Me habita la responsabilidad,
el desafío constante,
la conciencia aniquilante.

Salgo de los roles
y me inserto en mí,
en vos,
en el árbol,
en el pájaro,
en el perro que pasa.
Me quedo dormida
y otro mundo me alcanza.

Despierto cansada,
con ganas de nada.
Me levanto, me apuro,
otra vez los indeseados me acechan.
Pero esta vez
los reconozco,
no les permito que entren,
les cierro la puerta en la cara.

Vuelvo a vos,
al árbol,
al pájaro,
al perro que pasa.
Tampoco es eso.
No es ni uno ni otro.
Mientras tanto, el tiempo pasa.

Entonces, por arte de magia,
la luz llega y me alcanza.
Entiendo de qué se trataba.
Sólo era yo
en lo mundano,
en lo efímero,
en lo profano.
Sólo yo,
siempre buscando lo mismo,
bregando por mi corazón en calma.

lunes, 30 de mayo de 2011

DE-LIRIOS ENAMORA-DOS



Me gusta ser tu remanso
también eres mi descanso,
en una tarde de hojas caídas
o en una mañana de historias perdidas.

Disfruto con tu sonrisa
me mantiene en la cornisa.
Me conformo con tus besos
pues me llegan hasta los huesos.

Me enternezco con tu llanto,
también eso tiene su encanto;
como curar tus alas rotas,
cuando tu vuelo se agota.

Yo soy vos y vos sos yo.
Somos uno dentro del todo.
Somos parte de cielo y tierra,
quienes caen y luego sueñan.

Estamos aquí y en todas partes,
un lunes, domingo o martes.
Gracias por tu presencia;
sin ti no sabría de ausencias.

Yo soy vos y vos sos yo.
Simplemente eso somos.
Aquí, ahora y después,
no se dónde, cuándo o cómo.

viernes, 27 de mayo de 2011

INFIMA SINFONIA EN SI DE AMOR




En vez de encontrarte
te pierdo
entre mi imaginación y mis sueños.

En vez de tenerte
te suelto
para que vueles más alto que el viento.

En vez de aceptarte
te niego
porque así la vida se me pasa más lento.

En vez de buscarte
añoro tu presencia
y entonces mi piel se impregna de tu ausencia.

En vez de olivdarte
decido amarte
para que mi alma siga viva. Y descanse.

domingo, 15 de mayo de 2011

PARA MI MAMA EN SU YA NO DIA




Si estuvieras aún aquí, hoy hubiera reído y llorado contigo, como hace exactamente 6 años atrás en un domingo 15 de mayo.

Probablemente hubiéramos compartido el almuerzo, o tal vez una pequeña y cálida reunión en la tarde.

Hubiera despertado y te hubiera llamado apenas unos minutos después de que mis hijos me saludaran y me dieran sus regalos.

Si estuvieras aquí, mami, hoy hubiera sido un día muy parecido al que fue, pero a su vez completamente diferente.

Hoy te extraño. Como muchas veces te extraño, pero con el recuerdo que fue tu último día de la madre. Con el recuerdo que un día después dejaste de ser vos y, a pesar de todo, hubo ratitos que lo seguías siendo, porque a pesar de tu dolor te seguías riendo hasta de vos misma.

Desde entonces muchas cosas han sucedido. Estoy segura que muchas hubieras amado ver y otras hubieras detestado tener que soportar. Pero así y todo, también sé que te gustaba vivir, con esos altos y bajos, porque lo que hoy soy, esta persona compleja, que todo se cuestiona, que a todo le busca la vuelta, pero que también ama la vida, las risas, los afectos y al amor, todo eso, es el reflejo de vos. Por eso estoy tan segura que hubieras preferido no perderte nada.

Pero no estás. Y te extraño. Porque no sólo eras mi mamá, eras mi confidente, mi contención, mi resguardo. Con tu fragilidad protegías la mía, en tu regazo me permitías reposar, con tus palabras me hacías pensar, con tu amor me enseñabas a amar.

Pasan los años y la falta sigue persistiendo. No hay caso, hay cosas que no se olvidan y que nadie suplirá.

Eso sí, la vida me ha cruzado con gente encantadora, como la que te rodeaba a vos. Estoy segura que tu influencia desde donde estés es la que hace que los hilos de mi vida se muevan con la sutileza que se logran mover. Sé que es así.

Hace tiempo que no puedo decirte feliz día, ni feliz cumpleaños, ni feliz nada. Sólo puedo tenerte presente en mi corazón. Y a veces duele. Porque nadie podría entenderme mejor que vos. Nadie.

Será una semana difícil, vaya si lo será.

No podés secar mis lágrimas. No podés leer mis letras. No podés abrazarme ni tampoco puedo yo. Pero sí puedo decir "te amo", porque no es un "te amo donde quieras que estés", porque sí sé dónde estás y es aquí, muy resguardadita en mi corazón.

Un día como hoy, fue tu último día siendo vos. Hoy tu fragancia me perfumó.

No es feliz día para vos. Sólo es un día de gracias, por seguir siendo la guía invisible pero siempre perceptible de mis pasos.

Te amo. Hasta el final de mis días, donde sé que me estarás esperando. Gracias por ser siempre, aún sin tu presencia física, mi mamá.

martes, 10 de mayo de 2011

DESPERTAR



Era un día como cualquier otro en la vida de Analía. Esa mañana despertó con el mismo sonido de su despertador como todos los días, demóró unos minutos en abrir los ojos mientras hundía un poco más su cabeza en la almohada aún rememorando el último sueño sin sentido que había soñado.

Con pereza y los ojos apenas si abiertos ya, puso un pie fuera de la cama y después el otro. Estaba frío. No el piso, que lo cubría una mullida alfombra de lana gris, sino el día. Fue derecho al baño, abrió la ducha, se quitó el pijama y se dio un rápido baño, de esos que despejan la modorra mañanera.

Ya un poco más despabilada fue a su vestidor y, sin pensar demasiado, se puso lo primero que encontró y combinara, porque a pesar de la hora tampoco era cuestión de salir a la calle hecha un mamarracho.

Ya con su traje negro y las botas en los pies, se preparó un café que aseguraría finalmente su despertar. Mientras tanto, chequeó el correo y leyó los titulares de esa mañana, que no traían ninguna noticia ni tan alentadora ni tan trágica.

Lavó sus dientes, puso un poco de maquillaje en su rostro, unas gotas de perfume en su cuello, cerró la puerta con tres cerraduras y subió a su auto que la conduciría al centro de la ciudad, donde la oficina ya esperaba su llegada.

A las 8 estaba allí, tomando otro café y encendiendo su PC.

El día transcurrió como cualquier otro, sin grandes sorpresas ni para un lado ni para el otro.

Al mediodía se juntó a comer con sus compañeras de trabajo, conversaron sobre sus hijos, maridos, ex maridos, amantes. Rieron un poco y la jornada continuó como siempre, sin altos, sin bajos.

Ya sobre las 5 de la tarde, Analía daba por finalizada la labor del día. Apagó su PC, ordenó su escritorio, se despidió con un "hasta mañana" y otra vez se dirigió a su vehículo, cansada de escuchar clientes quejosos y jefes impertinentes.

Manejó hacia su casa y mientras estacionaba su vehículo frente a la misma algo sucedió. Algo extraño, fuera de lo común. Algo que la dejó paralizada y sin saber muy bien cómo actuar, pues en ese preciso instante su rutina de cada día se modificó. En vez de pensar en qué iba a cenar, como todos los días, Analía pensó en su soledad. Pensó que llegaba a su casa y que ni un perro la esperaba. Pensó en que el sonido que la recibiría no sería el de un niño feliz diciendo "mamá!!" ni la voz de un esposo diciéndole "cómo te fue, amor?". Pensó en su día triste, sola, aburrido. En la película de turno que estaría en el cable esa noche. En las amigas que estaban ocupadas y no podían atenderla en ese momento. En su madre que ya no estaba. En la tristeza de una vida opacada por su guardarropas y bijou.

Pensó en quién era. En qué tenía. Hacia dónde iba. Pensó en los sueños que se le habían destruído. Pensó en el amor de su vida que una vez la dejó. En la carrera universitaria que abandonó. En el aborto que hacía 6 años se practicó. En los cuentos que nunca escribió. En la falta de voluntad para los deportes que nunca jugó.

Pensó en los libros que dormían en su biblioteca y que nunca leyó. En los besos que nunca dio. En los abrazos que rechazó. En los suspiros que contuvo y en los llantos que no lloró.

Esa tarde, al volver a su casa, se asustó. No sabía exactamente qué hacer. Ni qué decir. Ni qué decirse. Todo era demasiado extraño. Su calle, su gente, su trabajo. Ella misma.

Pasaron una, dos, cuatro horas. Analía seguía sentada en su auto, frente a su casa, con la mente en otro lugar, aunque tampoco estaba segura que ese fuera el lugar equivocado.

El frío la hacía temblar. O quizás el temor, no había forma de distinguir cuál de las dos cosas le provocaba escalofríos en ese momento.

Sólo quedaba una opción. Su vida acababa de perder todo sentido. No podía abrir la puerta de su casa como si nada hubiera sucedido. No podía siquiera abandonar su auto sin que nada hubiera sucedido.

Finalmente, se durmió.

Sobre las 4 de la mañana, despertó. Tomó las llaves de su portafolio y entró a su hogar. Lo encontró diferente. Ya nada de lo que allí estaba le pertenecía.

Fue derecho a su dormitorio y llenó un bolso con ropa para unos días. Lo primero que encontró, esta vez, sin importar el color. Se dio un baño, se vistió con ropa cómoda, llenó su cartera con documentos y billetes que guardaba para comprar vaya uno a saber qué y, sin dar una última mirada hacia atrás, se marchó.

El destino la llevaría donde este quisiera. Por lo pronto, al llegar al aeropuerto, tomó el primer vuelo que encontró. Ya no serían días como cualquier otro. A partir de esa mañana, ya nunca más fue Analía la que despertó.

lunes, 25 de abril de 2011

PINCELADAS

Pintura "Winter Night", de Leonid Afremov

... y como en un cuento de hadas,
me trepé a la paleta y fui parte del cuento.

Vi mar, luna y sol.
Vi estrellas, cielos y nubes, .
Vi a los niños jugando, señoras paseando.

Vi a los sueños bailar con sus dueños,
romper corazones,
cantar sin lamentos.

Así,
entre la tierra y los versos,
fui creando mi vida.
Naciendo de la union de la miel y la hiel,
sintiendo el fuego quemarme la piel.

Un día despierto a la vida,
pinceles en mano.

Colores que enfatizan,
otros que tranquilizan.

Mis huesos se mueven,
mi mente es abstracta.

El cuadro se estampa
en el lienzo de mi alma.

domingo, 27 de marzo de 2011

YO NO SUMO, MULTIPLICO


Yo no sumo, multiplico.
Tanto afectos como defectos.
Cosas buenas y no tantas,
tanto amores como desgracias.

Sin embargo, cuando pienso
en lo bueno de multiplicar,
mi alma expande sus alas
y no deja de volar.

A veces las nubes me atrapan
y no veo más allá,
pero sé que estoy en el cielo
y que la tormenta pasará.

Yo no sumo, multiplico
y me gusta multiplicar.
Porque con ese signo de por
he aprendido a amar.

A amar con el alma plena
con felicidad y tristeza,
porque aunque sea dura la vida
más vale pasar por ella.

No dejo que el signo de menos
interrumpa mi camino,
porque si de él te haces amigo
creerás que es tu destino.

Tampoco el de dividir.
Ese es el que menos me gusta.
Nada debe quedar a medias.
A este le huyo, me asusta.

El de sumar no es tan malo.
Eso sí, las dichas vienen más lentas.
Y aunque las angustias demoran
siempre faltan la sal y pimienta.

Por eso yo no sumo, multiplico.
Me banco el dolor en el alma.
Prefiero salir herida
y disfrutar con creces la calma.

domingo, 20 de marzo de 2011

ABRAZOS



Hay abrazos de oso,
abrazos mimosos.

Abrazos sinceros,
abrazos traicioneros.

Abrazos de amor,
abrazos con buen humor.

Abrazos compinches,
abrazos que contienen berrinches.

Abrazos de amigos,
abrazos de enemigos.

Abrazos de bienvenida,
abrazos de partida.

Hay abrazos con afecto,
y otros que causan efecto.

De los lindos me gustan todos,
en cualquier brazo me acomodo.

Y aunque es fácil encontrar uno,
aquí siempre estará el mío,
por si no encontrás ninguno.

miércoles, 16 de marzo de 2011

AFECTADA, COMO MUCHOS


Hace años que no leo periódicos ni escucho ni veo informativos. La realidad es que las noticias me deprimen, pero en serio. Me habían llegado a afectar al punto de llorar muchas veces por las cosas que sucedían. Entonces, un día decidí ser semi ignorante de este mundo que me rodea.

Quizás piensen que niego la realidad. No, no la niego. Sólo trato de vivir lo más en paz posible con mi entorno y, si eso implica que me mantenga al margen, bueno, me mantengo.

De todas formas, hay noticias a las que no les escapo. Por ejemplo, recibo los titulares a diario de lo que sucede en el mundo, pero no siempre los leo. Y desde que soy usuaria de Facebook éste se ha convertido en la principal fuente de información que mantengo con el mundo. No sólo por los comentarios de amigos, sino también por los titulares de ciertos portales a los cuales estoy suscripta. Es así que encontré un término medio. Me informo de lo prinicipal que pasa en mi país y en el mundo sin tener que ver los policiales, cuánta gente murió en el accidente tal o cual o cómo salió Manchester vs. Chelsea, por ejemplo.

Cuando una noticia me interesa más, profundizo en ella. Y, obviamente, cuando algo mueve al mundo, como lo es Japón en este momento, averiguo todo lo que está a mi alcance para comprender mejor cada aspecto de lo que sucede.

Lo que me asombra mucho de todo lo ocurrido es, principalmente, que no hay fotos de personas en las calles. O sea, hay muchas fotos circulando de los desastres que dejó el terremoto y el posterior tsunami, pero gente presente en esas fotos, poco y nada. Tengo imágenes mentales del terremoto de Haití que jamás olvidaré. Y lo que más recuerdo, es a la gente. En este caso, está deshumanizado.

Y, bueno, el tema de los reactores nucleares nos tiene en vigilia a todos. Tanto es así, que nos olvidamos casi que esto fue a causa de un terremoto y tsunami que dejó a miles y miles de víctimas. Y sí, yo sé que el tema actual es muy preocupante, pero no dejo de pensar en dónde está toda la gente que sobrevivió (por ahora).

Me he dado cuenta que no puedo (porque no me sale) poner ninguna frase alentadora en mi estado de FB, como suelo hacerlo casi a diario, o hablando de lo maravilloso que es este mundo o que el amor todo lo puede o etc, etc, etc.

Siento que cualquier cosa que escriba será una burla, una cachetada a Japón o al mundo, una tomadura de pelo. Este mundo se está cayendo a pedazos. Y sí puedo pensar que el amor todo lo puede, que Todos somos Uno, que tenemos que unirnos en oración, que nuestro poder puede cambiar las cosas, que si unimos energías tiene que funcionar. Sí puedo pensarlo. Y creerlo. Pero en este momento estoy de duelo por los sucesos y no puedo comunicarlo.

Por otro lado, yo no creo que nada pase porque sí. Quizás también suene un poco volada, pero la realidad es que si creo esto para las cosas buenas, también lo creo para las malas. Y las cosas pasan porque tienen que pasar. No sé por qué, con qué intención, cuál es el motivo, pero este Universo es perfecto y por algo suceden. Aunque duelan mucho, por algo son.

Esta vez, mi entrada es un descargue. Y también sé que muchos no estarán de acuerdo con algunas de las cosas que digo, pero es mi modo de ver, sentir y percibir.

Lamento no traer ni cuentos ni escribir poesías, pero hoy a la ficción le ganó la realidad. Así, toda desordenada, sin mucha relación una frase con otra. Sin medir si escribí las palabras correctas, sin corregir la semántica. Así salió porque así es como me siento hoy con lo que estamos viviendo. Así es como necesitaba expresarlo. A veces, cuando las palabras salen, dejan de oprimir el pecho. Espero al menos poder respirar un poquito mejor. Y hasta eso me genera sentimiento de culpa, el poder respirar mientras tantos otros dejan de hacerlo ...

domingo, 13 de marzo de 2011

SUEÑO NEGRO


Sonrisas y risas
adornanaban mis días,
dibujando tu fisonomía
y también la mía.

Hilos invisibles
de fibras de amor,
tejían puentes eternos
a todo clamor.

Se unieron las almas
que estaban perdidas;
curando los males,
Sanando la herida.

Llegó la tormenta
que antecede a la calma.

Mientras tanto la luna juega
a las escondidas
entre tu luz y la mía.

Gotas de rocío,
que penetran en mi piel.
Triste mañana,
negro amanecer.

Ya no quiero subirme
a este mundo infinito.
Sólo quiero despertar
de este sueño maldito.

viernes, 11 de marzo de 2011

NIEBLA



Tristeza absoluta,
que empaña los días,
se escabulle en el alma
y cala mis penas.
Lágrimas de sal,
asesinas de esperanzas,
intentan llegar
a las mismas entrañas.
Me quedo sin risa,
sin ilusiones,
sin sueños.
Me cubro
de soles,
oscuros,
que marchitan
este amor
tan puro.
Las lunas me mecen,
en las noches claras.
Me llevan con ellas
cuando el cielo
no es cielo,
sino polvo de estrellas.
Las diosas me cuidan
de los dioses malditos,
me vuelven guerrera
para luchar
hasta la primavera.
Llegó el momento.
Me retiro.
Me alejo despacio.
Las heridas me sangran,
las llagas me duelen,
el tiempo se agota,
se acerca la derrota.
El último suspiro
exhala de mi boca.
Llega a la tuya.
Te toca.

miércoles, 2 de febrero de 2011

A LOS PIES DEL EDEN


La brisa se siente fuerte
en las colinas marcadas
de la anatomía perfecta
de tu unión con la mía.

Las ramas se agitan
intentando imitar
nuestro movimiento.

Las hojas aplauden
cuando finalmente
nos volvemos uno.

Morimos,
y renacemos.

La naturaleza
es nuestra,
y el sol brillante
se transforma en lluvia
para bendecir el encuentro.

Desnudos
bailamos,
reimos,
gozamos,
y, juntos,
agradecemos al cielo.

El recuerdo se impregna
en la piel,
en el alma,
en este amor único,
perfecto,
nuestro
y eterno.

sábado, 29 de enero de 2011

LOVE POISON


Maldita adicción que envenena mi sangre
que me lleva a desearte con toda mi carne;
me sacude el alma, desempolva recuerdos
me conduce al abismo de todos mis sueños.
Te extraño en el día, te sueño en la noche
sudo las lágrimas de mis propios reproches;
me duele la voz por callar mis lamentos
las horas son años en tan sólo un momento.
Mi piel está muerta, mis sentidos perdidos ...
¡Ay, superaré este vicio si no me descuido!
Más si así fuera y me encuentre perdida
estará bien claro quien alumbra mi vida.
Lo que todo este tiempo ha perturbado mi calma
es aquello que a gritos me desgarra el alma;
la abstinencia no nace de este duro dolor
sino todo lo contrario, surge del más puro y cruel amor.

martes, 18 de enero de 2011

RINCON MAGICO


Como todo lo mío, si algo no es perfecto entonces, no es.
Si lo que escribo no alcanza mis estándares de exigencia, queda archivado en algún espacio del disco duro, entreverado en un cajón con facturas ya pagas o escondido sin salir jamás a la luz en las entradas no publicadas de mi blog.
Si no alcanza mis estándares pero se aproxima bastante, entonces puede llegar a ser público y las letras pueden ser leídas en mi ciber-rincón.
Y, si por alguna loca razón, las palabras se conjugan de forma audaz con otras logrando sorprenderme, es probable entonces que puedan llegar a participar de algún concurso. Pero no siempre. Si el concurso no se vislumbra en el horizonte es casi un hecho que en una semana, como mucho, cambie de parecer y el texto ya no me parezca tan bueno como para participar de nada.
Con la escuela filosófica a la cual asisto, me sucede lo mismo. Si realizo algún trabajo, éste deberá ser aprobado casi como sale del horno. De lo contrario, nadie llegará nunca a enterarse siquiera de su existencia.
Con la pintura, exactamente igual. La exigencia de colores, detalles y contornos es tanta que muy rara vez termino disfrutando del logro obtenido. No miro con lupa, pero casi.
Y así, en todos los órdenes de mi vida y con todos los cursos que he ido realizando. Masajes terapéuticos, reiki, maginified healing, Tarot, etc. Todo lo sé y nada sé, o al menos, así lo creo.
Pero, bien dicen que más vale tarde que nunca, he descubierto al culpable de toda esta situación. Se escondía detrás de mi alma y la machacaba sin parar. Entonces, me paré a observar. Suena bastante tormentoso el hecho de que algo o alguien esté continuamente dándole duro a mi más libre expresión, sin embargo, cuando eso convive con uno desde su más temprana infancia, se vuelve parte del ser. O eso parece. Por este motivo, es que cuesta tanto identificarlo.
Gracias a mi amiga-artista Cala, que la mimoseé con mi corazón y mis brazos por sus logros, sumado al silencio que hice en mi interior, terminé por descubrir al arquetipo que me ha complicado tanto la existencia: el Juez.
Si tuviera que describir a mi Juez, diría que es alguien que mira con recelo, se regodea con mis angustias, se frota una mano con la otra en posición semi encorvada y sonríe malévolamente cada vez que logra su cometido, que no es otro que sabotear todo aquello que nace desde mi centro y me hace sentir tan bien.
Mi Juez no deja que me divierta ni permite que disfrute en lo más mínimo de mi creatividad. Transforma cada acción en una exigencia.
Hasta ahora, se la ha dado de ganador, pues siempre termino frustrada y abandonando todo aquello que tantas horas me llevó.
Pero esta vez, lo descubrí. Logré sorprenderlo antes que la desazón me volviera a visitar. Esta vez, le hice frente y lo agarré tan desprevenido que no supo cómo reaccionar.
Allí está, aún lo veo y siento su presencia, pero estoy segura que una vez descubierto pierde poder.
Hoy comencé con el acondicionamiento de mi rincón MAGico. Aún le faltan algunas cosas, pero ya el proceso comenzó. Ese es el lugar que tantas noches me ha acobijado en mis desvelos de escritura. Es el rincón donde el calor de la chimenea en invierno me cobija y donde el aire fresco del verano puede sentirse entrar por el ventanal. Es donde cuelgan mis cuadros favoritos que alguna vez pinté. Es donde la copa de vino me hace compañía en las noches ni en que los grillos cantan pero en las que la luna se levanta.
El rincón MAGico está tomando forma. Se parece a mí. Poco a poco se llenará de energía y tanto las letras de mis cuentos como los colores de mi paleta comenzarán a surgir.
Y si por esas cosas de la vida a este Juez se le ocurre la espeluznante idea de volver a atacar, he prometido no cometer el mismo error que él. No juzgaré su comportamiento ni lo señalaré con el dedo acusador con el que suele señalarme.
Simplemente lo miraré con ternura y, con todo el amor del mundo, le contaré un pequeño cuento para tranquilizarlo o tomaré uno de mis pinceles e intentaré pintarle su nariz.

domingo, 9 de enero de 2011

GRATITUD


Dar las gracias es un acto simple y sencillo. Sin embargo, a no todos le resulta tan fácil de hacer. O, en otros casos, damos las gracias sin el sentimiento de gratitud que la palabra conlleva. Se nos vuelve tan común que ya se nos hace corriente.
No escapo de este último concepto. Muchas veces doy las gracias sin pensar realmente que estoy de verdad agradecida. Lo hago como un acto de educación, como un impulso natural que nace de los buenos modales que me han enseñado y que como buena aprendiz he incorporado.
Pero a veces, realmente estoy agradecida de corazón. Ojalá todos los días lo recordara, pero aún me olvido. Me olvido cada día de agradecer.
Me olvido que cada segundo es un regalo, que los pájaros cantan felices y yo puedo escucharlos. Me olvido que siento el fresco de la brisa, que veo el azul del cielo o el verde que me rodea.
Me olvido de disfrutar de la risa de mis hijos a cada instante, de verlos crecer a través del juego o las peleas. Me olvido de escucharlos atentamente o de rezongarlos menos. Me olvido que son niños y los trato como adultos y luego como niños de nuevo. Me olvido que son lo más preciado que tengo.
Me olvido que estoy rodeada de seres que me aman, todos a su manera y no a la mía, pero que eso no significa que no me brinden amor. Me olvido que antepongo mis expectativas cuando en realidad no debería esperar nada y sólo recibir.
Me olvido de vivir despreocupadamente, de atender lo inmediato y no estar pendiente de lo que vendrá.
Me olvido de todo.
Pero por suerte, hay momentos como este en que lo recuerdo. Entonces, digo gracias.
Gracias por estar viva. Por mis hijos hermosos que me llenan el alma. Por mi marido que me mima con detalles mínimos como una taza de desayuno en la cama o, como hoy, con una mesa al aire libre con café con leche y tostadas. Por mis amigos que me cuidan, escuchan y, aunque no comprenden, me aceptan. Por mi familia, que es incondicional. Por mis brujitas que me ayudan a descubrir mis propios dotes brujeriles. Por la tierra, el sol, la luna, la lluvia, el viento. Por los árboles que me dan sombra. Los pájaros, los insectos, los animales domésticos y los que no lo son. Por cada segundo que respiro en este planeta que tanto me olvido de cuidar y al que tanto le debo. Por el Universo y sus estrellas. Por lo que conozco y no. Por mi despertar y por mi sueño.
Gracias, gracias, gracias.
Gracias le doy al Gran Arquitecto del Universo.
Sat Nam.