Mi hijo de 5 años suele obsesionarse con el aprendizaje. Por estos días, su obsesión pasó a ser el ajedrez. Como soy la única persona de esta casa que sabe mover las piezas (no jugar, porque de estrategias no sé nada), me ha tocado compartir este espacio lúdico y de aprendizaje con él. No me quejo, por el contario, nada más lindo que compartir con los hijos.
Es así que a pesar de tener un precioso y preciado ajedrez tallado en piedra en el cual jugamos por primera vez, hoy le compré uno acorde a su edad, o sea de plástico. Fue uno de los regalos que más feliz lo ha hecho. Ver su carita de felicidad al recibirlo me regocija.
El problema es que mis tiempos son siempre muy ajustados, por lo cual recién a última hora de la noche logré sentarme a jugar nuevamente con él. Es increíble la capacidad de aprendizaje que tienen estos niños. No dejo de sorprenderme. El primer día conocía algunos movimientos (como ser el de la Reina o los Peones ... aún me pregunto cómo aprendió, ya que ni él mismo sabe responderme). Ese día estuve explicándole cómo debían moverse las demás piezas y, a pesar de su corta edad, ha retenido bastante los movimientos. Por supuesto que esa noche el Jaque Mate lo hice yo.
Hoy "la clase" fue más que nada sobre atención en los movimientos del otro jugador. Ver en forma estratégica cuál era el mejor movimiento para evitar perder piezas. Aunque a veces uno esté tentado de "comer" al oponente, es probable que luego él te haga perder una de las tuyas.
Así venía desarrollándose el juego, entre Caballos, Torres y Alfiles, cuando de repente mueve una de sus piezas y dice: "Jaque Mate, mamá". Acababa de jaquearme al Rey con su Reina. Mi Rey no tenía escapatoria. Era un Jaque Mate real.
Entre derrotada y abatida, también me sentí plena de orgullo. Mi hijo de 5 años me derrotó en su segundo partido de ajedrez.
Se fue a dormir con una sonrisa de felicidad en su rostro. Mañana seguro me espera un nuevo "duelo", como lo llama él. Por mi parte intentaré defender el reino, porque es la mejor forma de que pueda aprender. Pero lo cierto es que siempre estaré deseando escuchar "Jaque Mate, mamá", y sin dudas me volveré a sentir orgullosa y feliz cuando MI REY logre derrotar al Rey de un juego de ajedrez.
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