Tengo miedo. Sí, miedo de dormirme y no despertar. O aún peor, despertar en un mundo desconocido, como si estuviera soñando despierta pero sin saber en realidad si soy parte de un sueño.
La paranoia colectiva es brutal. Yo sabía que a la larga me iba a terminar afectando. Pensé que no, que iba a poder quedar por fuera de toda esta historia, pero aquí estoy, la noche antes de que el momento llegue, carcomida por la duda de que todo esto sea cierto.
Hay personas que hoy dormirán en las Iglesias. Otras que meditarán toda la noche hasta que se convierta en mañana. Y también habrán algunos cuantos que sin dudas acabarán con sus vidas antes que el supuesto demonio se apodere de ellos (¡ilusos! El demonio acabará apoderándose de ellos en el momento que disparen la bala).
No pertenezco a ninguno de esos grupos, por eso es que estoy sola en mi casa con el pijama puesto, como cualquier otra noche. Pero es mentira que estoy como si nada sucediera.. Hace tiempo que vengo diciendo que todo esto son tonterías y que nada va a ocurrir. Algunos me miraban como si estuviera loca. Otros se acoplaban a mi idea. Y otros tantos veían en mí una luz de esperanza. Uno se aferra a lo que tiene ganas, de eso no me caben dudas.
Por eso es que también, esta noche me aferro al miedo, que se ve que es a lo que tengo ganas de aferrarme hoy. O, mejor dicho, es el miedo el que se está aferrando a mí. Porque el miedo es uno de esos sentimientos que se te pegan y son bien difíciles de sacar. Como los celos, la envidia, el dolor o tantos otros. Son de esos que pasan y se hacen sentir y uno sin querer (y otras queriendo) los alimenta y ellos crecen y crecen. ¡Ah, si será traicionero el miedo!
¿Y si los líderes espirituales tienen razón y esto se trata sólo de un cambio de actitud para ver el mundo y la vida con otros ojos? Igual, no sé, porque no creo que mañana todo sea tan diferente a hoy. No en ese sentido.
Poco importa lo que piense o trate de adivinar. Si realmente no hay un mañana, da igual.
Decido irme a la cama como cualquier otra noche.
Me acuesto en mi colchón de siempre, con mi almohada de siempre. Afuera, el ruido de los autos se escucha, igual que siempre. Me concentro en el aquí y ahora.
Tomo conciencia de mi cuerpo, largo y pesado. De mi corazón, que late rítmicamente. Aún respiro y expiro. La sangre corre por mis venas. Mi mente comienza a estar calma y mis pensamientos de a poco me llevan a algún valle de ensueño. Mi valle, mi sueño.
La paranoia colectiva es brutal. Yo sabía que a la larga me iba a terminar afectando. Pensé que no, que iba a poder quedar por fuera de toda esta historia, pero aquí estoy, la noche antes de que el momento llegue, carcomida por la duda de que todo esto sea cierto.
Hay personas que hoy dormirán en las Iglesias. Otras que meditarán toda la noche hasta que se convierta en mañana. Y también habrán algunos cuantos que sin dudas acabarán con sus vidas antes que el supuesto demonio se apodere de ellos (¡ilusos! El demonio acabará apoderándose de ellos en el momento que disparen la bala).
No pertenezco a ninguno de esos grupos, por eso es que estoy sola en mi casa con el pijama puesto, como cualquier otra noche. Pero es mentira que estoy como si nada sucediera.. Hace tiempo que vengo diciendo que todo esto son tonterías y que nada va a ocurrir. Algunos me miraban como si estuviera loca. Otros se acoplaban a mi idea. Y otros tantos veían en mí una luz de esperanza. Uno se aferra a lo que tiene ganas, de eso no me caben dudas.
Por eso es que también, esta noche me aferro al miedo, que se ve que es a lo que tengo ganas de aferrarme hoy. O, mejor dicho, es el miedo el que se está aferrando a mí. Porque el miedo es uno de esos sentimientos que se te pegan y son bien difíciles de sacar. Como los celos, la envidia, el dolor o tantos otros. Son de esos que pasan y se hacen sentir y uno sin querer (y otras queriendo) los alimenta y ellos crecen y crecen. ¡Ah, si será traicionero el miedo!
¿Y si los líderes espirituales tienen razón y esto se trata sólo de un cambio de actitud para ver el mundo y la vida con otros ojos? Igual, no sé, porque no creo que mañana todo sea tan diferente a hoy. No en ese sentido.
Poco importa lo que piense o trate de adivinar. Si realmente no hay un mañana, da igual.
Decido irme a la cama como cualquier otra noche.
Me acuesto en mi colchón de siempre, con mi almohada de siempre. Afuera, el ruido de los autos se escucha, igual que siempre. Me concentro en el aquí y ahora.
Tomo conciencia de mi cuerpo, largo y pesado. De mi corazón, que late rítmicamente. Aún respiro y expiro. La sangre corre por mis venas. Mi mente comienza a estar calma y mis pensamientos de a poco me llevan a algún valle de ensueño. Mi valle, mi sueño.
Permanezco quieta, inmóvil, pero más viva que nunca … y entonces, me duermo ....
bueno... no es por ser ostentosa... pero seguro vos y yo, estaremos elegidas para el arca... o de última... si sigo mi camino a la reina llena de oros, pagaremos el millón de euros jaja (o era más?)
ResponderBorrar;) te quiero Mage y fuera miedos, todos y en todo sentido. Como verás hoy me aferro al optimismo... o el optimismo se aferró de mi...
No hay caso...Ana tiene razón. Para complicar las cosas las mujeres somos mandadas a hacer....será por eso que somos tan adorables? Lo único que te puedo decir es que de este mundo nadie sale vivo.
ResponderBorrarAna: mil millones eran ... vos seguí el camino nomás porque por este lado dudo que los consiga!!
ResponderBorrarIgual, no es miedo, sólo se me ocurrió pensar en la cabecita de alguien ese día. La mía ni idea cómo va a estar!
Maia: Y si, somos adorablemente complicadas. Pero que pasa con Amstrong, por ejemplo? (no Louis, el otro). El llegó vivito y coleando a la luna ...
Ah....me ganaste....:)
ResponderBorrarEs verdad,que pegajoso que es el miedo. Creo que si esa ultima noche llega,tendré mas miedo de que no se acabe todo ya que para ese momento voy a haber dicho y hecho lo que no me atrevo por miedo. Besos
ResponderBorrarInteresante, me alejo pensando, dudando pero sin miedo.
ResponderBorrarSaludo y beso
paluchax: liberate del miedo. No hay necesidad de tenerlo. Y capaz que entonces se te da por decir las cosas antes. Y eso sí que es liberador.
ResponderBorrar1600: Gracias por la visita. Espero verte de nuevo. Sin miedo y con menos dudas :)
MAGE: Te dejé un regalito en mi blog. Pasá a buscarlo. Beso, Eli.
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