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viernes, 12 de agosto de 2011

PARA DESQUERERTE MEJOR







Nos conocimos con Andrés hace ya tiempo. Tanto como las veces que el mar ha llegado a la orilla de mi alma. Y he intentado alejarme de él tantas veces como las que el mar emprende su retirada.
Andrés es lindo. Por dentro y por fuera, pero más por dentro. Andrés termina mis frases y yo comienzo las suyas. Y viceversa. Reímos con la misma carcajada a la par y podemos estar en el peor momento de nuestras vidas pero siempre tener la palabra que nos saque una sonrisa en medio de la frustración.
Sí, Andrés es el amor de mi vida, sin dudas. Nadie jamás me ha hecho brillar como él.
Lo conocí un día de enero, mientras la luna llena bailaba en el océano. Ambos caminábamos por la playa en direcciones contrarias y Lucho, mi perro, lo conquistó antes que yo, aunque él asegure que eso fue completamente al revés. Jamás nos pusimos de acuerdo en ese punto.

Cuando lo vi supe enseguida que me enamoraría de él y, lo que más me sorprende hasta hoy es también sabía que él se enamoraría de mí.
Andrés es mi perfecto, con sus virtudes y defectos. El hombre con el que siempre soñé.

Si tuviera que describir qué fue lo que me cautivó de él, diría que es su poder de conquista, como el lobo cuando mira a su presa. Andrés tiene unos brazos envolventes, de los cuales resulta imposible escapar. Unas manos firmes, que parecen atravesar mi piel cada vez que me acaricia. Unas piernas musculosas y bien formadas, con las que me ha alcanzado cada vez que he intentado huir. Unos ojos de mirada penetrante, con los que atraviesa y acobarda a mi pobre corazón. Tiene una nariz perfecta, por la que inhala toda mi esencia. Y una boca de labios gruesos y suaves, con la que me quita el aliento hasta la muerte pero que con el suyo me hace renacer.
Claro, él es mi perfecto, no así estas vidas que nos tocó. Porque no todo siempre es color de rosas. Y en este caso, la ley se cumplió de forma precisa y exacta.
Andrés vive lejos, muy lejos. No en un cruzar de puentes, no en un avión a pocas horas. Tan lejos como dar media vuelta al mundo.

Ese verano, fue el mejor verano de mi vida. También lo fue para él. Lo sé. Y durante casi dos años, tratamos de conciliar esa brecha geográfica, acercándonos todo lo posible. Pero todo lo posible no es todo. Siempre queda lo imposible. Así que de a poco y como una antítesis, aunque nuestros corazones se unían, la distancia nos separaba cada vez más.
El no podía vivir aquí ni yo allí. Ambos tenemos niños. Y nuestro amor por ellos nunca fue mayor al que existía entre nosotros. Bregamos por su felicidad, así lo entendemos y así debía ser. No podía separar a mis niños de su padre, llevándomelos lejos por mi propia felicidad, ni él podía manejar la opción de verlos veinte días al año, a lo sumo un mes. Ninguna de esas opciones nos haría sentir plenos. Esas opciones opacarían nuestra felicidad al punto de que nuestra historia de amor se convirtiera en una historia de agonía permanente.
Evaluamos todas las posibilidades y nada fue convincente, por lo que un día, con el corazón en la mano, tuvimos que decirnos adiós.

Esa tarde, en medio de nuestra decisión y mi propia angustia, llegué a casa, abrí el placard y saqué de él un abrigo que mi madre una vez me dio y que guardo desde la niñez. Me tiré en la cama, me enrosqué sobre mi cuerpo y, con la fragilidad de quien intenta aferrarse a la inocencia, me dormí, abrazada al abrigo, recordando las palabras que ella me había dicho el día en que me lo obsequió, tal vez como presagio de su pronto trascender a otros mundos: “mi chiquita, cada vez que precises un abrazo mío y yo no esté, ponete este abrigo, de la cabeza a los pies, y allí estaré, rodeándote siempre”.

La caperuza ya está apolillada, sin embargo, cada vez que tomo el saco entre mis manos sus palabras vuelven a aparecer. Y las lágrimas, también.

Aún me es duro comprender que ese fue mi cuento de hadas, pero también estoy segura que algún día, con príncipe azul o sin él, me tocará vivir mi final, aunque sea apenas un triste final feliz.

8 comentarios:

  1. No tengo que decir ante este texto. Te mando un abrazo. Lindo, no sé, tierno, triste, no soy tan noble. No lo seré nunca. Beso.

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  2. Me conmovió mucho esta historia, cuento para algunos, realidad para otros, parte de la vida de alguien, siempre habrá quien que se sienta reflejado. Te felicito, admiro mucho tu forma de escribir.

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  3. Lore, la nobleza viene de la mano con el entendimiento.

    Daniel, gracias por detenerte a dejar unas líneas. Sabía que me leías y me encanta que dejes un comentario cuando gustes. El intercambio le da más vida a mis escritos. Como bien dice arriba, son los condimentos adicionales para que lo que escribo se enriquezca.
    La realidad a veces parece fantasía. Y viceversa. A veces no entendemos por qué pasan las cosas, pero otras algo nos hace "click" y lo entendemos. No es fácil. En muchos casos lleva años esto. Doy fe.

    Para ambos, mucha suerte con su salud. Quiero que sepan que cuentan con mi energía para que todo salga bien.

    Besos!

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  4. Una frase de tu historia, es una frase de mí historia :"Lo conoci un día de enero, mientras la luna llena bailaba en el océano"
    Esa luna que nos ilumina, nos hechiza y un día nos enamora ...
    tqm amiguita
    beso

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  5. Sabes Calita (por experiencia propia) que tanto los cuentos como poemas muchas veces nacen de historias ajenas. A veces también son una mezcla de varias. Hasta una ida al dentista puede traer historias, como es el caso de donde nació este cuento.

    Esa luna, hoy te regaló un sol. Disfrutala.
    Besos

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  6. Mage,
    tampoco hace falta que viva al otro lado del mundo para que suceda algo parecido. Yo conozco una historia similar, pero los dos viven en la misma ciudad y ella no tiene un abrigo regalado por su madre...

    Bacione

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  7. Si Mage, lo tengo claro !! si solo escribiera hisorias mias, seria muy aburrido !! besos

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  8. Jajaja, Nina. Lo sé. Las historias están a la vuelta de la esquina. Esta surgió en un consultorio dental. Pero viste como es, la cabeza me vuela cuando escribo y le agrego más fantasía de la necesaria quizás.
    Sólo espero que no seas vos :(
    Besos!

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