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miércoles, 4 de agosto de 2010

HERA

El me pega. Pero a mi no me importa. Porque muchas veces tiene razón. Sí, ya sé, otras tantas no. Pero ni loca lo enfrento, porque estoy segura que en vez de pegarme me mataría. Igual, cada vez es menos las veces que lo hace.

Yo le prometí lealtad el día que me casé con él. Y respeto. Dirán que él también, pero yo creo que de alguna manera también me respeta. El me deja hacer y deshacer en casa a mi antojo. Claro que le gusta ver todo limpio y ordenado, pero a mi también, así que en realidad eso no es un problema. Así que cuando llega a casa, sólo me resta atenderlo lo mejor posible. A veces estoy un poco cansada, es verdad, pero trato de esperarlo siempre con mi mejor cara, porque sino ya sé la que se viene. Si no está pronta la comida a la hora estipulada, se arma. Si la ropa no está pronta cuando sale del baño, también. Y si yo no quiero tener sexo con él, ni te cuento.
A veces lloro. Claro que él ni se entera. Pero sí, lloro. No cuando me pega. No. Ya a esta altura ni me duele cuando lo hace. Lloro cuando me duele la cabeza o cuando mi cuerpo se cansa, porque la verdad que hay días que no puedo más. Pero siempre lo hago cuando él no está. No quiero que me vea así. Yo quiero ser siempre su esposa, sin importar lo que suceda. Porque insisto, juré estar a su lado hasta que la muerte nos separe. Sea la mía o la de él. Por un lado preferiría morirme yo primero, porque la verdad que no sé que haría sin él. Mi vida ya no tendría sentido. Pero a veces, cuando se pone loco, me da unas ganas de que le de un infarto y quede ahí tirado en ese instante. Me viene como un odio de adentro que no puedo controlar. Por suerte se me pasa, porque es horrible sentirme así.
Una vez quedé embarazada, pero lo perdí. El nunca quiso que tuviéramos hijos, pero cuando quedé, quedé. Y bueno, lo aceptó. Esos días sí que la pasé bien. Me trataba como una reina. Pero duró poco. Un día me tuvieron que internar de apuro porque no paraba de sangrar y ahí mismo me abrieron y me sacaron todo. Lloré como una loca y él la verdad que se portó muy bien, cuidándome y estando a mi lado. Pero bueno, una vez que llegué a casa, todo volvió a ser como antes.
A veces sueño con ese bebé. Dormida y despierta sueño. Ya he aprendido a no llorar por él, pero me costó bastante. Igual, siempre pienso que si hubiera nacido la cosa hubiera sido muy diferente. Por algo la cosa fue como fue. Capaz que a la larga Omar me hubiera dejado y yo qué iba a hacer sola con un niño en la calle. Me hubiera convertido en una pordiosera, porque no sé hacer otra cosa que cuidar de mi casa. Nadie me iba a dar trabajo con una criatura y, como familia no tengo, no sabría a dónde ir. Las cosas no pasan porque sí, no señor.
Yo no digo que me trate mal. El es cariñoso. Cuando llega me da un beso y a veces hasta me abraza. También me dice palabras lindas y otras veces algunas un poco más atrevidas, que no me animo a repetir pero que también me gustan.
Qué se yo. Yo lo amo. No me imagino mi vida sin él. Vivo por él y para él.
De vez en cuando me trae regalos. A veces porque sí nomás me sorprende con algún chocolate o una flor. Y otras veces, en mi cumpleaños por ejemplo, me lleva al shopping y me compra algún vestido elegante. No sé ni para qué, porque no salimos a ningún lado, pero hay días que me llama y me pide que le prepare una cena especial y yo ya sé que ese día me tengo que vestir bien. Y la verdad que me encanta.
Eso sí, no lo sorprendo más. Porque me ha pasado de prepararle por gusto propio algo especial y vestirme elegante y ya ahí mismo, al entrar a casa y verme así, me zumbó de una cachetada. Porque para qué estaba vestida así, si era para otro, que qué había hecho durante el día cuando él no estaba y todo eso. Ya aprendí que las sorpresas no le gustan, así que mejor hacerlo cuando él me lo pide nomás.
Y bueno, así es mi vida, qué se le va a hacer. A veces me enojo pero me guardo la bronca en el bolsillo del delantal y sigo adelante. Igual, muchas mujeres desearían tener el tiempo que tengo yo para mirar novelas o pintarse las uñas en medio de la tarde sin que el marido se preocupara por eso, ¿no? Y si de algo estoy segura es que sin él yo no podría ser la mujer que soy hoy.

10 comentarios:

  1. Pienso en mi abuela, que tenía el mismo discurso, para justificar al cerdo del marido. Y todavía hoy, ya bajo tierra hace unos años, sigue defendiéndolo como a un ídolo, o como si tuviese miedo de que el tipo regrese de la muerte a pegarle. El discurso machista está en todas partes, en los hombres y en las mujeres.
    Me provocó escalofríos leerte. Un abrazo.

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  2. Las HERAS son como las brujas... que las hay las hay... creer o reventar.
    Besote ami...

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  3. Pulga, a mi también me da escalofríos. Cuando terminé de escribirla me dio una pena tremenda la pobre Hera.

    Ana, tal cual! Yo creo, así no reviento :)

    Besos, niños.

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  4. Nena!!
    qué espanto! Y sin embargo he visto algunas pocas cosas en mí.
    Otra que escalofríos!!!! Una mezcla de bronca, odio, ira, ganas de matar y de llorar.
    puf.

    Bacione

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  5. Nina, sí, todo eso. Y quizás más también.
    Gracias por venir :)
    Beso!

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  6. Imponente, escalofriante y hasta repulsivo, y qué bien lo cuentas!! Es tan real que parece estar escuchando a una de esas pobres mujeres justificándose. Te felicito.

    Saludos, un besazo!

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  7. Son tantos, son tantas y hacemos tan poco....hace unos días atrás mataron a otra mujer a golpes y quedaron huérfanos tres niños de 3, 5 y 7 años. El de 3 pregunta por su madre y no comprende. El padre declara que la mató por celos como si se tratara de un objeto. Todos los días la misma historia y yo me pregunto hasta cuando, hasta cuando.

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  8. Yo me siento mal ahora porque esta historia me revuelve el estómago y...me dan ganas de buscar a los violentos y ejercer violencia sobre ellos..que contradicción. Te-rri-ble.

    besos

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  9. Ana Laura, gracias por los elogios, me hacés poner colorada :)
    (ya pude escribir en tu blog, después de tantos días sin poder hacerlo ... vi que Maia y Ana preguntaron también ... fíjense en donde dice "Antiguo formulario", debajo de donde se supone debemos escribir).

    Maia, es un horror lo que contás, pero más horror es que ocurra a diario. Que sigan existiendo este tipo de tragedias. Es increible, realmente. Pero lamentablemente, es real.

    Besos a ambas.

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  10. Palu, si, es la sensación que queda, de matarlos a todos ...
    Beso

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