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martes, 27 de abril de 2010

RECETAS ANTIGRIPALES


Buenas y santas, damas y caballeros. En el día de hoy, vengo a entregarles un recetario muy útil, práctico y necesario en los tiempos que se avecinan en las costas del Río de la Plata y parte del Atlántico. Recetas que no deberían faltar en la cartera de la dama o en el bolsillo del caballero. Bueno, o en la cama de uno u otro, visto que lo que nos cita hoy es el resfrío agudo o la nunca bien recibida gripe.

Paso a comentarles que podrán surtir el botiquín del baño con antigripales varios de bajos efectos, ya que los estudiosos en la materia aseguran que "la gripe es un proceso" y por más pichicatas que consuman, no se les irá. Igualmente, las farmacias agradecidas de que la población ignore tales consideraciones y continúe malgastando sus monedas en la automedicación.
El punto en cuestión es que consumimos pastillas por doquier, jarabes para la tos y pañuelos descartables (estos últimos son los únicos justificables), pero los mocos, la tos y el decaimiento se instalan por unos días y son inamovibles, hasta que deciden emprender la retirada de forma natural. Después de tres blisters de antigripales todavía tenemos el descaro de decir "¡aah, pero este último sí que me hizo bien!". No, señoras y señores, es que es lógico que en algún momento los mocos emprendan la retirada. De lo contrario, estamos hablando ya de procesos infecciosos que deberán ser tratados con medicamentos más fuertes, como ser antibióticos, a lo cual aquí sí deberé recomendarles una previa visita al profesional.
Sin embargo, existen recetas caseras para tratar esas molestias que son tan habituales en invierno y que ahorran nuestro presupuesto. Aunque no sean más efectivas que los clásicos y comunes antigripales sin dudas son muchísimo más placenteras. Paso a enumerar algunas de las mismas:

SUDORES DE PECHO
Para que esta receta sea efectiva, es necesaria la presencia de otra persona (no detallo sexo, pues hay para todos los gustos, pero sin dudas que deberá ser alguien por quien nos sintamos atraídos). El elegido o elegida deberá colocarse encima o debajo suyo. Esta posición deberá ir acompañada por movimientos que oscilarán entre lentos y rápidos. Ambos deberán regular el ritmo adecuado (dadas las circunstancias, recomiendo que la persona elegida se coloque encima suyo ... soporte el peso, recuerde que usted está débil y no podrá movilizarse mucho, pero irá a gusto del consumidor ya que el efecto es el mismo). Luego de unos instantes su pecho comenzará a transpirar. De esta forma, liberará las toxinas acumuladas en su cuerpo (principalmente en su pecho, donde se encuentran los congestionados pulmones). Al finalizar, recomiendo completar esta rutina con un baño caliente (podrá ser solo o en compañía, depende las energías que le queden).
Tal vez en este estado de decaimiento se sienta un poco más cansado, por lo cual es recomendable hacerlo en la noche o, si no va a trabajar, hágalo libremente cuando le plazca ya que podrá dormir si así lo desea.
Si es de aquellos que no tienen acceso a nadie con quien ejecutarlo, le recomiendo frotar su pecho con Vick Vaporub o similar y calentarlo con una bolsa de agua caliente, pero lejos está de ser tan efectivo como lo anterior.

BESOS CON GUSTO A LIMON
Si, podrán resultarle ácidos, lo sé. Pero sin dudas que es más rico que tomar un jugo de limón natural caliente. El limón y sus propiedades (vitamina C) le dan a nuestro cuerpo defensas contra la tan desagradable gripe, fortaleciendo nuestro sistema inmunológico. Por algo las abuelas siempre lo recomiendan (el té de limón caliente, no los besos). Si logramos que quien nos ejecute los sudores de pecho sustituya los juegos previos con chantilly por jugo de limón, podremos ir bebiendo el mismo del cuerpo caliente de nuestro acompañante, dejando que aplique luego tranquilamente la receta anterior. Insisto, si no tiene con quién, caliéntese un té nomás.

MIMOS VARIOS
Ayudan a sentirse mejor. Por lo menos, podrá sentirse cuidado y querido. Dicen que el amor todo lo cura. No sé si se le irá la gripe, pero al menos se sentirá protegido. Recomendable antes, durante y después de los sudores de pecho.
Sustituto: acuéstese con su mascota (sólo recomendable para esta receta, no se le ocurra aplicar otras).

QUIETUD
El reposo es fundamental, con excepción del primer remedio mencionado. Deberá solicitar apoyo logísitico y recibir la comida en su cama para una pronta mejoría.
Sustituto: pida al delivery

CONTROL REMOTO
En esta etapa, hágalo suyo. Distraerse le va a hacer bien para olvidarse un poco de lo mal que se siente. Por unos días, monopolízelo.
No hay sustituto. Siempre fue suyo, así que aquí no tendrá problema.

Si todo esto no funciona, vuelva a intentar con el primer remedio sugerido. Si bien ya sabe que no lo cura, por lo menos lo hará sentirse bien y en compañía, porque existen grandes probabilidades que quien se los proporcione también termine en cama con usted. Al menos, tendrá con quien conversar y entenderá sus quejas de lo mal que se siente.
Y si sigue solo como siempre, ahorre en antigripales e invierta en una notebook y rooter inalámbrico y chatee con alguien desde su cama que seguro habrá varios en la mismas condiciones que usted. Al menos será mejor persona por no contagiar a nadie y también tendrá compañía.


No deje que la gripe opaque su mundo. Opáquela usted, humíllela y demuéstrele que igual puede ser divertido estar en cama, a pesar de que ella insista con hacerlo sentir mal.
¡Sea un mocoso feliz!

jueves, 22 de abril de 2010

EL TAXISTA Y LA DAMA



Blanca corría en su casa de un lado para el otro. Segunda semana de trabajo y ya iba a llegar tarde. ¡Con todo lo que le había costado conseguir ese puesto! No tanto por la competencia sino por su audacia, porque de hecho no había visto a ninguna de las chicas que se habían presentado ya que ella había llegado a la reunión dos horas más tarde y, muy suelta ella pero segura de sí misma, le dijo al dueño de la compañía: - Sé que es tarde, pero le puedo asegurar que si me da la oportunidad de entrevistarme, no se va a arrepentir.
No sabía si esa frase había conquistado a su empleador o su curriculum, pero el hecho es que hacía dos semanas ya que trabajaba como encargada de una de las zapaterías más importantes del país.

Si bien ya de arranque se sabía que no era de las chicas puntuales, no se podía dar el lujo de que esto volviera a suceder a tan solo dos semanas de haber conseguido el puesto y, sin embargo, parecía que esa mañana el reloj movía sus manecillas más rápido que nunca. Se dio una última mirada en el espejo. El maquillaje estaba en su justa medida. Se dio el último retoque en el pelo con un poco de spray para arreglar el batido que el día anterior le había hecho su prima, la peluquera. Se acomodó el alfiler de su pollera kilt y decidió pasarle un cepillo rápido a sus botas de caña alta antes de salir. Llegaría tarde, pero Blanca no salía de su casa sin verse bien.

Salió más rápido que volando. Era una bonita mañana de primavera y eso la animó por unos instantes. Apresuró sus pasos primero y luego corrió al ver que el trolebús que la llevaba a destino estaba ya en su parada. Al llegar, este arrancó y la dejó allí, sola, convencida finalmente que no era su día de suerte.

Contó las monedas que tenía en su bolso. Había pagado el alquiler el día anterior y su sueldo aún se haría esperar hasta esa tarde, así que era poco lo que le quedaba dentro de la billetera. Llegaría a tiempo si tomaba un taxi, pero estaba segura que con el dinero que tenía no llegaría a destino. Igualmente tentó a su suerte y decidió que tomaría el primero que pasara. Le pediría al chofer que la dejara unas cuadras antes. Perdido por perdido supuso que así igual ganaría tiempo.
Así que cuando el Mercedes 190 se acercó con su cartel de LIBRE, estiró su mano. El taxista frenó frente a ella y Blanca subió.

- A 18 y Ejido, por favor - El malhumor que llevaba encima para la hora del día en que estaba y la ansiedad por llegar a su trabajo a tiempo hizo que ante la pregunta del taxista de “¿por qué camino prefiere ir?” fuera suficiente para contestar de mal modo: “por el más rápido”.
El taxista poco pareció percibir el estado de Blanca, así que cautivado por su belleza continuó con una conversación trivial:
- Lindos días están haciendo, ¿no?
- Se – contestó Blanca, que no quitaba la mirada del libro que acababa de sacar de su bolso.
- ¿Trabaja por la zona? – continuó el taxista, ignorando el modo en que ella le había contestado.
Blanca levantó la vista, ya un poco fastidiada. ¿Es que el hombre no se daba cuenta que lo que menos quería era conversar?
- Cerca – comentó Blanca, esperando que ese fuera el fin de la conversación. Pero no. El hombre seguía insistiendo.
- Ajá. ¿Dónde trabaja? Si se puede saber… – le preguntó, mirándola por el espejo retrovisor.
- No, no se puede - Blanca comenzó a sentirse un poco incómoda e intimidada.
- Bueno, no se ofenda. Sólo preguntaba por curiosidad. ¿Trabaja muchas horas? – continuó.
- Las suficientes – Blanca miraba el taxímetro avanzar y comenzó a contar sus monedas. Se dio cuenta que ni siquiera podría pagar el destino que le había dicho previamente. Debería bajar un par de cuadras antes

- Si no le molesta, preferiría me dejara en 18 y Tacuarembó – le dijo.
- Molestia ninguna, pero me parece que llegará tarde si no la dejo en su trabajo. La noto un poco nerviosa – bueno, al menos el hombre se había percatado de cómo estaba ella. Al final, no parecía ser tan despistado.
- No se preocupe. Es que debo pasar antes por la farmacia – mintió Blanca
- ¡Ah, pero yo la espero, señorita!
- No, no. ¡No hay necesidad! – respondió Blanca un tanto nerviosa – Vaya que haya mucha gente y pierda pasaje.
- Ya le dije, molestia ninguna. Será un placer llevarla a destino y poder conversar con usted un rato más – no había caso, el hombre insistía con hablar. Blanca sentía que no tenía escapatoria. Pensó y volvió a pensar cómo haría para pagar el viaje, pero no había manera de hacerlo. No encontraba salida. Excepto …
- Mire, la realidad es que estoy con el dinero justo. Si usted me espera no podré pagarle, así que le agradezco mucho pero déjeme aquí – ya habían llegado al lugar indicado y el taxi estaba estacionando cerca del cordón. El taxista cerró el taxímetro y se dio vuelta diciéndole:
- Señorita, le dije que será un placer llevarla a destino. No se preocupe por el resto del viaje. Va por mi cuenta.

Blanca estaba sorprendida pero, qué más daba, así llegaría en hora a su trabajo. Bajó, compró una aspirina (sí, una, no había dinero para más) y volvió al taxi donde el buen hombre la esperaba. Fue así que le dijo que en realidad trabajaba tres cuadras más delante de lo que previamente le había indicado y éste la llevó hasta allí. Blanca le pagó con sus últimas monedas y le agradeció el favor que le había hecho. Había llegado a tiempo para abrir el comercio. Bajó del taxi y comenzó a caminar hacia la puerta del negocio cuando escuchó al taxista llamándola:

-¡Señorita! ¡Olvidó algo!

Blanca se dio vuelta rápidamente y se dirigió a la ventanilla del taxi. Al llegar, el hombre le dijo con una sonrisa:

- Olvidó decirme su nombre y a qué hora sale.

Blanca también sonrió. El hombre era agradable después de todo. Dudó un instante pero finalmente accedió al pedido del taxista que unos segundos después pasó a tener no sólo un rostro sino también un nombre, Gregorio.
....

Fue así como esta historia de amor comenzó. Gregorio (Krikor se llamaba en realidad, pero se traducía en Gregorio) fue a buscarla a la salida del trabajo y, a pesar de sus idas y venidas, de los 11 años que los separaban, de las culturas diferentes de las que venían (ella de padres de campo y él de inmigrantes armenios), a pesar de su carácter dulce y de la tosquedad de él, dos años después se casaron. Y dos años más tarde se convirtieron en papás. Y el tiempo pasó y los años también. Y las miserias llegaron y las riquezas también. Todo fue parte del diario vivir. Las peleas, las reconciliaciones, la crianza de su única hija, los viajes, el arduo trabajo, el dolor, el sufrimiento, la felicidad … todo se hizo presente en los casi 33 años que estuvieron unidos.

Todo eso y tantas cosas más para que hoy, en pleno siglo XXI, con dos nietos aquí y uno allá, yo pueda recordarlos y escribir su historia con todo, pero todo el amor que me supieron dar. Así fue como mis padres se conocieron. Así es como hoy yo estoy acá.


Nota: El 24 de abril se conmemora un nuevo aniversario de la partida de mi papá. En menos de un mes, el 20 de mayo, el de mi mamá. Este es mi homenaje hacia ellos, mi forma de recordarlos, mi forma de amarlos.

domingo, 18 de abril de 2010

CANCIONERO

... porque todo está dicho, escrito y cantado


Te busco y no te encuentro, no. Te llamo y no te tengo, no.

¿Dónde estás, bendita? ¿Dónde te has metido?

¿Cómo quieres ser mi amiga, si por ti daría la vida?

Sácame de esta duda, mi amor

Vuelve, que sin ti la vida es soledad.

Un hombre soy, ahora lo puedes ver.

Es por ti que calma mi dolor.

No puedo respirar si no tengo el aire que tu me das.

Y sin embargo un rato cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera.

Ya no te espero.

Ya sé que no vendrás, todo lo que fue, el tiempo lo dejó atrás.

Quítame esta pena.

Déjame vivir. Libre. Como las palomas.

Libre, como el sol cuando amanece.

Y dime qué tengo que hacer, para que salgas de mi.

Desnúdame. Desdúdame.

Y al final

Déjame decir adiós.

(Autores, por estrofa: Materia Prima / Maná / Jarabe de Palo / Soledad / Ricky Martin / Bob Esponja (siii, Bob Esponja) / Juanes / Kannon / Joaquin Sabina / Silvio Rodriguez / Shakira / Luis Segura / Jarabe de Palo y La Mari / Nino Bravo / Junk Yard / Anari / Bunbury / Juan Fernando Velasco)

sábado, 17 de abril de 2010

HAY AMORES ...

Una Atenea como tantas


Susy acababa de salir de su clase de Pilates cuando su teléfono móvil sonó. Llovía torrencialmente, así que con la mano que no sostenía el paraguas, entre sapos y culebras que salían de su boca, hurgó con esa mano libre en el bolsillo de su mochila intentando alcanzar la llamada antes de que colgaran. Fue por eso que ni siquiera divisó en el visor quién llamaba, sino que simplemente contestó, arrimándose bajo el alero de un tejado cercano para mojarse lo menos posible.


- ¡Hola! – contestó, con voz apresurada
- Por el sonido exterior creo que no es buen momento para conversar – dijo una voz gruesa y grave del otro lado.


Quedó paralizada. Miró el teléfono tratando de hallar la respuesta que ya sabía. Y sí, era Iván, su ex.


Iván hacía dos años que había decidido darle un nuevo rumbo a su vida. Un rumbo en el cual Susy no estaba incluida. Hacía dos años habían terminado por causas ajenas a ellos. O más bien, causas ajenas a Susy. Iván fue enviado a China por su empresa como gerente de producción de una conocida firma automotriz. Había sido una oportunidad única y, si bien en principio lo dudó, luego decidió emprender el viaje. Tal vez porque Susy también le dio libertad absoluta para hacerlo. Estaba claro que ella no viajaría. Su carrera como administradora de empresas estaba apenas a un semestre de finalizar y su empresa le tenía preparado un puesto como tal. El haber ido también hubiera significado renunciar a sus sueños. No le parecía justo que él lo hiciera, pero tampoco era justo que ella terminara con su futuro profesional. Amaba a Iván, pero también amaba su vida y más aún se amaba a sí misma. Fue una decisión dura de tomar. Debió ser más objetiva y racional que nunca, pero sabía que si el destino les tenía preparado estar juntos, a la larga así sería.
Durante estos dos años mantuvieron contacto, aunque el tiempo también hizo que el mismo se fuera diluyendo y, si bien siempre supieron uno del otro, en los últimos meses apenas un par de correos electrónicos fueron los que trajeron y llevaron noticias de un continente a otro.


Al escuchar la voz de Iván al otro lado del teléfono Susy olvidó en ese instante la lluvia, el viento y el frío que cortaba su rostro. Parecía que el sol hubiera salido, al menos para ella. Es que sentía que había salido en su alma y alumbraba cada célula de su ser.
Iván hacía apenas unas horas que había llegado de China para quedarse y llamaba a Susy para verse ese día. Susy accedió inmediatamente y dos horas más tarde, ya en su casa, sólo esperaba con cierto nerviosismo la llegada de Iván. No iban a salir a ninguna parte. Ningún lugar era digno de recibirlos, de acogerlos con el silencio que ellos pretendían ni con la calidez que tanto añoraban. Su casa sería el recinto que los protegería esa noche de la incesante lluvia que seguía cayendo sobre la ciudad.


Susy se había esmerado en arreglarse. Se puso un jean gastado pero ceñido, unas botas negras de caña alta, un pulóver verde esmeralda que resaltaba sus ojos, y se peinó y maquilló con algo básico, sin exagerar. Sabía que estos dos años marcaban el paso del tiempo en su cuerpo entero, pero tampoco pretendía que Iván encontrara algo que ella no era.
Encendió un par de inciensos vainilla, el aroma favorito de Iván, y unas velas aisladas que le daban calidez a su hogar. Y justo en el momento que puso un CD en el equipo de música, sonó el timbre.


Apresurada salió a su encuentro. Abrió la puerta y de inmediato se fundieron en un abrazo interminable. Las lágrimas brotaron de los ojos de ambos y la sonrisa era un dibujo permanente pintado en sus caras.


No hubo mucho tiempo para charla al principio. Creo que Iván ni siquiera se percató de la esmerada vestimenta de Susy. Las prendas de los dos fueron quedando dispersas por la alfombra del living y la pasión se apoderó de ellos casi de inmediato. Otra vez Susy sintió las manos firmes y rugosas de Iván sobre su cuerpo. Esas caricias que sólo él era capaz de dar. Sintió cómo la electricidad recorría cada fibra de su cuerpo. Cómo se agitaba la respiración de ambos y cómo se entreveraba el aroma de la piel de uno y otro, provocando una fragancia exquisita, perceptible sólo para ellos.
Se amaron desenfrenadamente una y otra vez. Sus cuerpos expresaron lo que hacía tanto tiempo no expresaban: amor. Fue un encuentro lleno de magia y pasión. Un encuentro como los de antes, como los de siempre.


Ya más calmados, sin tanta necesidad de liberar los bajos instintos, pudieron conversar. Iván le contó sobre su experiencia en Beijing, sobre su carrera y sobre su futuro ya aquí, en Uruguay. Iván había terminado su contrato en China y había vuelto para quedarse.
Susy le contó sobre su trabajo, su carrera profesional y su futuro laboral que era bastante prometedor. Lo que Susy no le contó, fue que en tres semanas estaría viajando a Francia para hacer un posgrado por tres años en París.


Y sí, la vida está llena de encuentros y desencuentros. De elecciones. De decisiones. Susy e Iván. Iván y Susy. O Iván. Y despúes Susy. O viceversa. Ya el tiempo diría cuál de estos sería el verdadero final.

jueves, 15 de abril de 2010

LA VERDAD DE LA MILANESA


Hoy soné antigua con esta frase y mi primo, muy moderno y joven él, enseguida me lo hizo notar.

Y sí, estoy vieja. Mis canas que estos días han brotado como árbol en primavera me lo hacen saber. También el cansancio que llevo encima, el cual pinta unas ojeras espantosas en mi rostro.

La angustia y desesperación supieron visitarme de nuevo y esa es "la verdad de la milanesa".

Siempre es horrible ver a un niño enfermo. Pero nada es peor que ver a uno propio. La buena onda y el positivismo parecen desaparecer como arte de magia y la paciencia no es una aliada, sino enemiga.

Pero en todo este milagro de vida que es verlos crecer, aprender y salir adelante, aparecen las enseñanzas en el camino. Para todos. A veces, muy difíciles de visualizar. Otras, no tanto. Ayer, en medio de su llanto, vía en la mano, otra en su pecho, alimentos artificiales y antibióticos, me dijo "mami, yo hoy voy a hacer todo lo posible por sonreír". Y lo logró. Pasó todo el día sonriendo. A veces, forzadamente, pero jamás abandonó su sonrisa. Y yo lo miraba y pensaba: "cómo no ser positiva cuando un niño de 5 años se propone serlo?".

La sabiduría que me transmite estos días es incalculable.

También antes de su segunda operación, mientras él lloraba y yo también, preguntó a su padre qué le pasaba a mami. Juan le explicó que yo estaba cansada y me dolía la espalda. Y mi pequeño niño dijo: "y por qué entonces no se va a casa un rato y se acosta en su cama?". Nunca le importó su dolor, sino el mío. Cómo no esperar que salga adelante una personita tan noble como lo es él?

Entonces, creo que por su nobleza y poder de recuperación fue que hoy finalmente le retiraron su sonda gástrica. Y comenzó a tomar jugos y comer gelatinas. Aún falta para decir que está bien, pero su esfuerzo y voluntad han hecho que su mejoría se haga notar (sin quitarle crédito a los médicos que hicieron su parte, por supuesto).

Aún estaré ausente unos días, internada a su lado, pero cuando volvamos a casa empezaremos todos a respirar mejor. De verdad. Y en la mesa sin dudas que habrá milanesas.

sábado, 3 de abril de 2010

2012


Tengo miedo. Sí, miedo de dormirme y no despertar. O aún peor, despertar en un mundo desconocido, como si estuviera soñando despierta pero sin saber en realidad si soy parte de un sueño.
La paranoia colectiva es brutal. Yo sabía que a la larga me iba a terminar afectando. Pensé que no, que iba a poder quedar por fuera de toda esta historia, pero aquí estoy, la noche antes de que el momento llegue, carcomida por la duda de que todo esto sea cierto.
Hay personas que hoy dormirán en las Iglesias. Otras que meditarán toda la noche hasta que se convierta en mañana. Y también habrán algunos cuantos que sin dudas acabarán con sus vidas antes que el supuesto demonio se apodere de ellos (¡ilusos! El demonio acabará apoderándose de ellos en el momento que disparen la bala).
No pertenezco a ninguno de esos grupos, por eso es que estoy sola en mi casa con el pijama puesto, como cualquier otra noche. Pero es mentira que estoy como si nada sucediera.. Hace tiempo que vengo diciendo que todo esto son tonterías y que nada va a ocurrir. Algunos me miraban como si estuviera loca. Otros se acoplaban a mi idea. Y otros tantos veían en mí una luz de esperanza. Uno se aferra a lo que tiene ganas, de eso no me caben dudas.
Por eso es que también, esta noche me aferro al miedo, que se ve que es a lo que tengo ganas de aferrarme hoy. O, mejor dicho, es el miedo el que se está aferrando a mí. Porque el miedo es uno de esos sentimientos que se te pegan y son bien difíciles de sacar. Como los celos, la envidia, el dolor o tantos otros. Son de esos que pasan y se hacen sentir y uno sin querer (y otras queriendo) los alimenta y ellos crecen y crecen. ¡Ah, si será traicionero el miedo!
¿Y si los líderes espirituales tienen razón y esto se trata sólo de un cambio de actitud para ver el mundo y la vida con otros ojos? Igual, no sé, porque no creo que mañana todo sea tan diferente a hoy. No en ese sentido.
Poco importa lo que piense o trate de adivinar. Si realmente no hay un mañana, da igual.
Decido irme a la cama como cualquier otra noche.
Me acuesto en mi colchón de siempre, con mi almohada de siempre. Afuera, el ruido de los autos se escucha, igual que siempre. Me concentro en el aquí y ahora.
Tomo conciencia de mi cuerpo, largo y pesado. De mi corazón, que late rítmicamente. Aún respiro y expiro. La sangre corre por mis venas. Mi mente comienza a estar calma y mis pensamientos de a poco me llevan a algún valle de ensueño. Mi valle, mi sueño.
Permanezco quieta, inmóvil, pero más viva que nunca … y entonces, me duermo ....