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domingo, 28 de febrero de 2010

LA LUNA Y EL SOL


Erase una vez el Sol. Y también érase la Luna. Y de lejos se miraban, se seducían, se enamoraban. Era una especie de amor platónico que se sucedía entre árboles, aves, mares calmos y otros embravecidos. Ellos marcaban el comienzo y el fin del día, esa era su misión. Para eso habían sido creados y puestos en nuestro Universo, con el fin de marcar ciclos, dar frío, calor, controlar mareas, dar luz y oscuridad. Ser parte de la dualidad durante las 24 horas que tiene el día tal como lo conocemos hoy.

Eran buenos trabajadores, lo sabían hacer todo muy bien. Eso hacía que se sintieran superpoderosos en muchos sentidos pero, así y todo, por más poderes que tuvieran, había algo que no lograban llevar a cabo: encontrarse, tocarse, sentirse.

El le daba luz a ella. Más acá, más allá … había días en que conversaban y parecía que estuvieran conectados por algo mágico. Y así se mostraban, ella toda iluminada, plena, feliz.

También había días que ella venía a visitarlo, a plena mañana. Se asomaba por atrás de alguna nube y lograba sorprenderlo. Esos días él brillaba más que intensamente. Quería mostrarle cómo hacía su tarea, lo fuerte que era, todo lo que era capaz de hacer. Ella lo miraba fascinada.

Otros días, esos en que todo parece estar patas para arriba, él se ofuscaba y buscaba refugio en alguna nube. Hasta llegó a amenazarla con ir a ver a las lunas de Saturno. Ella, ni corta ni perezosa, tomaba la decisión de no vestir el cielo y así, sin más, esa noche no se aparecía.

Así transcurrían los días del Sol y la Luna, queriéndose amar pero no pudiendo hacerlo más que a la distancia.

Hasta que un día, algo extraño ocurrió. Era de día. El Sol brillaba en todo su esplendor. La noche anterior habían discutido pues él, que ya tanto la conocía, se dio cuenta que la Luna callaba algo, que seguro lo tenía bien guardado en su lado oculto. Ella se negó. El no le creyó. Entonces él se retiró temprano, dejando una noche oscura, sin luz.

Pero esa mañana, de repente la Luna apareció. Y esta vez, no estaba del otro lado, sino que se le acercó al Sol. El, sorprendido, la miró. Ella avanzó lentamente, hasta estar encima del Sol. El la recibió con sus rayos abiertos y, aunque la quemó y cráteres le dejó, ambos sintieron por primera vez lo que era un eclipse de amor.

De las quemaduras, cayeron cenizas que la Tierra tocó y, con un poco de agua y la buena voluntad de Dios, dos seres creó. Uno fue hembra y el otro macho. Adán y Eva los llamó.
Y desde entonces, cuenta la leyenda que al hombre y la mujer no los creó Dios, sino la Luna y el Sol que en un encuentro fortuito un día los formó.

A veces, vuelven a verse y, cuando sucede, todo en la Tierra se altera. Es que todos traemos en nuestra memoria el momento de la creación y volvemos a nuestros orígenes cada vez que ocurre dicha fusión.

viernes, 26 de febrero de 2010

POEMA DE 1 A 11. Y VICEVERSA



No.
Ya no.
Ya no estás
en las noches interminables
ni en las mañanas inagotables.
Jamás te veré dormir ni despertar.
No podré saber cuanto amas o extrañas.
Ni te veré soñar ni crear tu realidad.
Solo sé que desde entonces, mis ojos cuando despiertan,
Con dolor ven el vacío que quedó tras tu ausencia.
No disfrutaré jamás ni de tu risa ni de tu llanto;
tampoco probarás jamás la miel ni la hiel de este mundo.
Porque alguien, o tal vez tú, supongo, lo decidiste así.
Pero la vida me ha dado en qué sostenerme,
a quienes cada día veo sonreir y amar.
Nunca sucederá que te olvide, mi vida.
Porque nunca jamás volarás de mi.
Y puedo asegurarte, bajo firma,
con promesa y juramento:
Siempre te amaré,
por siempre,
Agustín

jueves, 25 de febrero de 2010

HE DECIDIDO


He decidido dejar de lado tu sonrisa,
no mirar más tus ojos con lágrimas,
no derramar más de las mías,
no destruir mi castillo de cartas,
no elegir lo que me querías dar.
He decidido que hoy es el día
en que todo cambia y nada se transformará.
En que los sueños se rompen y las heridas sanan.
En los que el futuro es incierto y la paz una utopía.
He decidido que tus rosas traen muchas espinas
y que no necesito abrazar aquello que me puede lastimar.
He decidido seguir siendo yo
y que vos sigas siendo vos,
aunque la decisión no quepa en tu voluntad.
No siempre el sol brillará radiante.
Muchas veces lo verás teñido.
Teñido con el ocre de la realidad.

miércoles, 24 de febrero de 2010

A LA MEMORIA DE


Me siento tocada por una varita mágica. Como si alguien hubiera dicho “Vos no. Todavía no”. Lidié con mi enfermedad y salí victoriosa. Estoy sana y viva. Pero eso no quita que ante la muerte de otros me estremezca como lo hago. Y no es sólo que me toca, que me llega. Sino que me cuestiono qué fue lo que hizo que pasara el “a vos no”.

Yo sé, todo es un aprendizaje. Sin dudas mi enfermedad lo fue y mucho. Tal vez estaba destinada a quedarme en esta tierra un tiempo más para seguir aprendiendo cosas que aún me faltaban. Tal vez fue para poder transmitir otras. Lo que sí sé con seguridad es que estoy agradecida que así haya sido.

Dos personas que empezaron tratamiento conmigo, ya no están aquí. A una, sólo la conocí virtualmente. Pero partió dejando a una niña de tres años en este mundo. La otra, no éramos amigas, pero la enfermedad nos hizo tener un punto en común. Hace unos días, leyendo los obituarios, también me enteré que murió.

El domingo, conocí a alguien. Pero ella no a mí. Con sus 46 años, dejó este mundo así, sin aviso, sin despedirse de nadie, como las hojas verdes que caen de los árboles y se marchitan en el lugar incorrecto.

También supe de un ser que para muchos fue especial y que después de tanto sufrimiento dejó este planeta. Hoy leí algo que había escrito, sobre las mariposas. Tal vez llegó el momento de alzar sus alas y volar.

Las pérdidas (físicas y del alma, que también cuentan) son difíciles de manejar. Remueven mucho en el interior. Y, en lo que a mi persona respecta, siento que en cualquiera de esos casos podría haber sido yo.

Pero no. Aquí estoy. No sé cuanto tiempo me queda. No sé hasta cuando esta ruleta rusa juegue a mi favor. Mientras tanto, trataré de vivir dignamente. De agradecer por el aire, el cielo, el fuego, la lluvia, la luna y el sol. De disfrutar cada instante que respiro y de respirar al lado de los que hacen de mi quien soy. De aprender cada día a vivir desde y para el amor.

No sé vivir de otra forma, pero si al momento de partir he logrado mi cometido seguro que entenderé por qué dijeron “a vos no”.

Esto está dedicado a la memoria de aquellos que
me siguen enseñando a pesar de no compartir
más el mismo mundo que yo. Gracias.

sábado, 20 de febrero de 2010

ENSALADA DE FRUTAS


Pruebo la dulzura de tus labios rojos.
Deslizo mi lengua por ellos, suavemente,
recorriendo de punta a punta las comisuras de tu boca.
Siento el sabor de tus besos, que intentan atraparme
y yo,
con cierta picardía, huyo.
Juego con tu deseo y te obligo a desearme más.

El pecado te carcome como un gusano en la manzana.
Te come por dentro, te mata lentamente.
Pero sentís vida dentro tuyo y eso te hace querer más. Y más.
Finalmente me fundo en tus besos.
Finalmente fundimos el sabor.

Acaricio tu suave piel.
La huelo,
la siento,
la recorro con la yema de mis dedos.
Lleno mis manos de vos hasta sentir tu carne,
hasta sentir tu cuerpo en pleno.
Tu cuerpo deseoso del mío,
tu cuerpo desesperado por mi.
Recorro cada centímetro de vos
mientras vos recorrés cada centímetro de mi.
Entrás,
suspirás,
gozás,
sentís.

....

El momento cúlmine se acerca.
La dulzura se transforma en una amarga despedida.
Las gotas ácidas empiezan a caer,
a tocarme,
a rodar por mis mejillas.
Ya no quedan más sorbos por beber ni más frutos que comer.
La copa está vacía.
Mi alma también.

domingo, 14 de febrero de 2010

ENTRE MI CASA Y MI ALMA (MI OTRA CASA)


Hoy estuve pensando en varias cosas.

Por ser San Valentín, en el amor, por ejemplo. Y pensaba que todos tenemos algo que celebrar. Porque todos amamos a alguien o a algo. Todos nos enamoramos en algún momento del día. O de la semana. O, para ir más lejos, en el mes.

No sólo necesitamos enamorarnos de un hombre o una mujer. También nos podemos enamorar de un animal desvalido, de un mimo que nos hace nuestro gato o de la ternura con que nos mira nuestro perro. Nos podemos enamorar de la risa de un niño, del abrazo de un hermano, de la caricia de una madre o de la palabra de un padre. Nos podemos enamorar del sol que sale todos los días, de la luna, de las estrellas, de la brisa en la mañana, de las olas que golpean en las rocas, de la lluvia de verano, de sentir los pies descalzos sobre el césped.

Por suerte, siempre encontramos de qué enamorarnos. Por suerte, siempre tenemos la posibilidad de vivir el amor.

También estuve pensando en los secretos. En que todos guardamos algo en nuestro interior. Guardamos secretos con nuestros hijos, parejas, amigos, hermanos, familia. Tal vez sean secretos diferentes y algunos sin importancia, pero si todos se juntaran y comentaran, quedaríamos desnudos y despojados de nuestra intimidad. Y creo que es por eso que siempre nos guardamos algo, como para evitar que alguien, quien quiera que sea, nos conozca completamente, con nuestras virtudes y miserias.

Y estuve pensando en los sueños y realidades. Pensaba que hay gente a la que le gusta soñar despierta y otras que no pueden vivir sin concretarlos. Me incluyo en este último grupo, por eso mis sueños siempre son tangibles o, a lo sumo, cuando sueño con algo que sé que me costará mucho concretar, ya de arranque no le pongo demasiada emoción al asunto. La verdad es que me gustaría a veces poder soñar un poco más. Quiero decir, me gustaría soñar con imposibles y vivir en algunos momentos en ese sueño, disfrutando y siendo feliz. Pero no puedo. Siempre termino frustrada. Bendito aquel que puede realizarlo.

En definitiva, estuve pensando mucho para la hora del día en que estamos. Más aún teniendo en cuenta que mientras pensaba tendía las camas, cocinaba, colgaba la ropa y ordenaba un placard.

Entonces me di cuenta que es posible aprovechar el tiempo para conectarnos con nosotros mismos. Que si bien me encanta meditar y tomarme mis ratos libres, también es importante escucharnos siempre, aún cuando estamos ocupados en otras cosas.

Sólo se trata de hacer sinapsis entre nuestra mente y el alma y prestar atención a lo que tienen que decir. A veces nos podemos encontrar con verdades que ni nosotros mismos aún somos capaces de conocer. "Estar con los ojos bien abiertos". Eso es lo que importa. ESO es lo que ME importa, porque siempre, pero siempre, habrá cosas nuevas por descubrir.

sábado, 13 de febrero de 2010

A MIS AMIGOS


Amo a mis amigos. A los de aquí y a los de allá. A los que llamo siempre y a los que hablo de vez en cuando. A los que veo más a menudo y a los que visito ocasionalmente. A los que conozco plenamente y a los que aprendí a conocer a través de internet.

Amo a cada uno de mis amigos, porque cada uno de ellos son una pieza fundamental del rompecabezas de mi alma.

Ellos son mi escape de este mundo, mis risas, mis alegrías, mis análisis profundos, mis intercambios culturales, mis lectores de sentimientos. Son las manos me que me sotienen para que no me caiga. Son los consejos que escucho. Son las caricias cuando me equivoco o tropiezo contra las piedras de mi camino.

Ellos son los que me mantienen cuerda. Los que entienden que ser madre a veces me cansa. Que ser esposa no siempre es divertido. Que tener una casa es pura responsabilidad.

Ellos son los que me hacen sentir que no soy la única que vive así.

Con ellos puedo ser irresponsable. Puedo tomarme licencias de mi vida de todos los días. Puedo reir y llorar sin que pregunten por qué.

Aaah! Mis amigos ... qué haría yo sin todos ellos.

Gracias amigos por estar ahí. Gracias a los que leen, a los que no, a los que ríen, a los que lloran, a los que sufren, a los que pelean, a los que sueñan, a los que escriben, a los que juegan, a los que hablan, a los que critican, a los que vuelan, a los que tienen los pies sobre la tierra, a los que miman, a los que marcan distancia.

Pero el mayor gracias es para todos, porque me dejan ser parte de sus vidas siempre. También ustedes son la luz de mis días.

PENSANDO EN DESORDEN


Hace calor. Mucho. No se puede ni respirar. El aire no corre dentro de casa y afuera está lleno de mosquitas, mosquitos, arañas y cuanto bicho se le ocurra salir. No soy fóbica a los insectos, pero la verdad es que me incomodan un poco. Así que opto por quedarme adentro en esta tranquila noche, donde sólo se escucha ladrar un perro a lo lejos. De vez en cuando, el ruido de alguna moto en la ruta. El resto, las hojas de los árboles que se mecen con la suave brisa veraniega.

Aquí, desde el sofá de casa, cerveza y un cigarrillo.

Definitivamente esta es la hora del día que más me gusta. La soledad de la noche. La casa en silencio. Los niños durmiendo. La TV apagada. Sólo el ruido de mis dedos danzando en el teclado.

Hora de meditación. De encuentro conmigo misma. De disfrutar de mi.

Hora de matar sueños y sembrar esperanza. De dejar mis pensamientos volar. De hablar con la luna y contarle mis secretos, de decirle qué me pasa y que me cuente sobre el sol.

Me gusta la noche. Me gusta encontrarme con mi alma antes de irme a dormir.

Salud, alma mía! Que descanses de tu trajín.