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viernes, 23 de febrero de 2007

PELIGROSA OBSESION

Después de un cáncer de mama, de haber estado rapada, de usar pañuelos que me quedaban entre divertidos y sensuales (porque hay que ponerle onda a todo), de desear que apareciera algo de pelo para poder sacármelos, de verlo crecer poco a poco, finalmente, llegó el día en que fui libre de accesorios en mi cabeza.
Comenzó a crecer con mucha fuerza y venía bien la cosa. Hasta que un día ... me di cuenta que empezaban a aparecer rulos. Bien, un poco de gel y a otra cosa mariposa. A disfrutar de tener los pelos al viento. Y me digo: "uy, con todo lo que he pasado, esto es un poroto!" ... Pero no lo es. A pesar de todo, no puedo evitar que me importe la imagen.
Los rulos siguieron su curso y ahora ...

TENGO EL PELO RIZADO Y NO ME GUSTA!!

Estos días libres he probado todo tipo de cambio de look sin muchos resultados favorables.
Primero que nada me he hecho el color para cubrir mis canas (que parecen haberse multiplicado) y me ha quedado demasiado negro para mi gusto (siempre tuve el pelo oscuro, pero esta vez creo que se me ha ido la mano). He decidido hacer "crecer" mis rulos, o sea, definirlos bien a ver cómo me quedaban. Luego de aplicar mucho mousse (o espuma) me sequé el pelo con difusor. Al terminar, me había transformado en un micrófono. Todo parado y los rulos más apretados que nunca. Volví a lavar y apliqué mi gel salvador.
Ayer decidí peinarme. Luego del baño, con un cepillo y el secador intenté darle forma. No pude. Intenté con la planchita. Tampoco, está demasiado corto para que pueda agarrar el pelo. Terminé nuevamente poniéndome gel.
Ya vencida ante tantos intentos, acudí a la peluquería para que me dieran alguna solución.
Lo primero fue que ante tanto negro pusieron "un poco de luz". Ahora se me asoman unos reflejos rojos por todas partes. No quedan mal, al menos no me veo tan oscura.
Lo segundo, cortar. Si, hay poco pelo, pero mucha cantidad. Así que sin tocar el largo (que hace muy poco pude entender cómo cortan sin sacar el largo), me lo desmecharon con navaja y tijeras especiales. Bien, ya el colchón había bajado.
Por último, tomó un cepillo (más chico que el que tengo yo, me parece que ese es el secreto) y me lo peinó mientras me lo secaba.
Resultado: QUEDE CON EL PELO LISO OTRA VEZ!!!!
Salí de la peluquería habiendo gastado una mini fortuna pero sin importarme nada porque quedé más que conforme. Claro está que esto me durará sólo unas horas. Una vez que lave volverán a aparecer mis rulitos de ovejita (hoy creo que dormiré sentada, así por lo menos puedo disfrutarlo un día más).
Pero bueno, al menos ahora no seré más la oveja negra. Seré una oveja punk.
Igual mañana trataré de comprarme uno de esos cepillitos diminutos, a ver si sola puedo solucionarlo de una vez.
(20.02.2007 - 22:56hs)

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