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viernes, 23 de febrero de 2007

SERENDIPIA


Hoy toca la pimienta de este blog. Hoy un cuento surge desde mi alma que se entremezcla con la fantasía, llegando a crear una pequeña historia de amor:

"Se conocieron hace ya tiempo. Poco a poco sus almas se fueron encontrando. Ellos no buscaban nada, sin embargo, él descubrió en ella algo más que la pasión. Ella sin duda, descubrió el amor.

Vivieron un noviazgo lleno de felicidad, de sorpresas, de alegrías. Los días transcurrían demasiado rápido y cuando intentaron tomar conciencia con la realidad, ya más de un año había transcurrido luego de aquél encuentro causal en el estacionamiento de un centro comercial.

Sin saber bien por qué, un día decidieron abandonar esa relación. No había motivos para derrotar al amor, pero sabían que el mundo, que solía parar cuando estaban juntos, estaba a punto de comenzar a girar nuevamente, lo cual hizo que tomaran esta decisión. Ninguno de los dos estaba dispuesto a perder lo que durante tanto tiempo habían construído. Ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar que el amor se rompiera, se quebrara o se astillara. Era demasiado hermoso como dejarlo escapar. Tal vez también el miedo a que su pasión terminara, a que su amor ídilico se convirtiera en un amor más, hizo que decidieran ir contra la corriente y terminar.

El dolor partió sus corazones, tanto así que un pedazo de cada uno quedó en el otro, y esto les dificultaba hasta para respirar.

Fue entonces poco tiempo después cuando él, sin buscarla, la encontró. Allí, en el mismo estacionamiento donde la conoció, volvió a verla subir a su vehículo. Sin pensarlo, se apresuró y la interceptó. Había soñado con ella esa noche y luego supo que ella también había soñado con él. La necesidad de tenerse preponderó sobre toda decisión. Fue así que terminaron encerrados en un cuarto de hotel, besándose como en sus sueños, amándose como en la realidad.

Champagne de por medio, él bebió en ella, en cada centímetro de su piel. Ella se estremecía ante el frío, pero cada gota que él derramaba sobre su cuerpo traía consigo el roce de sus labios que penetraban todo su ser. Ella también bebió de él, lo amó como nunca, se estremeció como pocas veces lo había logrado hacer.

Estuvieron horas perdidos uno en el otro, intentando guardar en sus retinas, en sus labios y en su corazón cada momento que el otro le entregaba.

Finalmente, la hora de la despedida llegó. Ella lo besó. El la abrazó.

Continuaron con su decisión, pero supieron entonces que no se habían conocido en esta vida, sino que sus almas coincidían desde hacía muchas otras atrás.

Y una vez más dejaron todo librado al azar, a las serendipias, porque sabían que esto ocurriría de aquí a la posteridad y que la cita para una nueva vida sería sólo cuestión de esperar.

Los años pasaron. Ella se casó. El está intentando reconstruir su felicidad por segunda vez.

Aún así, hoy por hoy, luego de 25 años de aquel encuentro causal, aún sus almas lloran cuando el otro no está. Es por eso que sus encuentros seguirán siendo serendipias en un mundo irreal."


*Serendipia - facultad de hacer descubrimientos afortunados e inesperados por accidente

(23.02.2007 - 18:54 hs)

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